ESTOS hechos que se han producido en Catalunya no solo demuestran la gran dificultad para que un Pueblo, perfectamente perfilado, pueda decidir su futuro democráticamente aunque, como es en este caso, más del 80% del mismo así lo desee, sino que trasciende a una realidad mucho más profunda. Efectivamente, la cultura democrática es muy deficiente en todo el tejido social, desde el nivel más humilde hasta la monarquía, pasando por todos los ámbitos de la sociedad: político, judicial, militar/policial, iglesia, familia, escuela? No se han desarrollado los hábitos democráticos y en la ciudadanía predomina la ausencia de una conciencia democrática efectiva, operativa, suficiente. Y cuando emite el voto en los momentos oportunos, carece del sentido crítico y exigente y sigue votando a partidos políticos que han demostrado una gran o absoluta ineficacia en la gestión general, especialmente en las áreas económica y social, además de estar sumidos en una corrupción galopante.

Aplicación indebida del artículo 155 La aplicación del artículo 155 de la Constitución española por el presidente del Gobierno español, supone un verdadero desastre, perfectamente evitable. No era necesario destituir al gobierno legítimo, elegido democráticamente por mayoría absoluta del Parlament. Tampoco era necesario disolver el Parlament elegido por la ciudadanía catalana. Ambas decisiones constituyen una aberrante y disparatada barbaridad desde cualquier punto de vista y suponen el colmo de la desfachatez e ineptitud en democracia, consecuencia de estar en manos de personas muy mediocres, de inteligencia y carácter mínimos, lo que siempre ha sido sinónimo de peligrosos. Repásese cualquier época histórica.

Habían hecho un ridículo espantoso, como para ponerse colorado de vergüenza, con la celebración del referéndum del 1-O. “Que no se celebraría, que no habría urnas ni papeletas?”, dijeron hasta la saciedad desde el gobierno de Rajoy y sus portavoces, y resultó que, a pesar de la brutal y salvaje actuación de las fuerzas policiales españolas para impedir la votación, la ciudadanía catalana votó, como pudo, defendiéndose de las actuaciones policiales, alcanzando más de dos millones de escrutinios. Lo pudimos ver en directo minuto a minuto. Y la irritación del gobierno e instituciones españolas, de los medios de comunicación afines y/o asimilados, de los partidos políticos nacionalistas radicales españoles, excluyentes (PP/PSOE/Ciudadanos?) fue enorme. No podían disimular. Las declaraciones de unos y otros fueron lamentables... no por la represión policial, no; sino por que se hubiese celebrado el referéndum? Que, sí, tuvo anomalías, no podía ser de otra forma en las circunstancias concurrentes, pero fue de un mérito espectacular de la ciudadanía catalana y sus impulsores. Para elogiar y tomar nota.

Probablemente, a Rajoy le subió mucho la adrenalina? que se le iría incrementando hasta que se declaró la independencia (no operativa). Y puso en marcha el artículo 155 sin ninguna necesidad. Absolutamente desproporcionado. Si se lee con detenimiento dicho artículo, con sentido común y cierta dosis democrática, no cabe sino convenir que su aplicación era innecesaria. Hubiera bastado que el presidente del Gobierno español, con sentido de la realidad, hubiera impulsado un encuentro con el presidente de la Generalitat para tratar en profundidad la situación planteada. Pero, ese escenario requería nivel de inteligencia y dosis democrática suficientes en el presidente del Gobierno español, que desgraciadamente no se daban entonces, ni se dan actualmente. Se actúa de una manera descabellada, sin sentido, tal vez por despecho. Por ello el contenido del dichoso artículo 155 no puede quedar al albur del presidente de gobierno de turno y sus limitaciones previsibles. Porque el artículo debe limitar las actuaciones del gobierno, salvaguardando de forma exquisita los derechos de las personas, cargos electos, gobiernos, corporaciones municipales, parlamentos? Es decir, todos los derechos en concurrencia en el momento de aplicarse.

Por otra parte, la actuación del Senado, con sus miembros mediatizados (los afines y asimilados al gobierno), no podía ser más nefasta y carente absolutamente de sentido democrático. Creen que lo que plantea el gobierno sustentado por su partido, en este caso el PP, debe apoyarse sin más miramientos aunque atente contra derechos básicos; creen, erróneamente, como el rey Borbón, que “cumplir la ley es la piedra angular de la democracia”. Nada más lejos de la realidad. Pero el rey no sabe ni práctica los fundamentos de la democracia.

La respuesta tanto de la fiscalía, dependiente directamente del gobierno, como de las fuerzas policiales, jueces y magistrados no ha podido ser más nefasta. Todas estas instancias, perfectamente armonizadas han sido y siguen siendo un verdadero desastre. Carecen de sensibilidad democrática. Mantienen encarcelados a líderes sociales pacíficos y a políticos elegidos democráticamente acusándoles de delitos gravísimos que el sentido común no alcanza a entender. Absolutamente desproporcionado y fuera de la realidad. Y de ningún modo facilitan que Puigdemont pueda ser investido presidente de la Generalitat, como dictan la razón, la lógica, la democracia y el sentido común, ese al que apela el señor Rajoy casi continuamente. Podría tener un mínimo de lucidez e instar a los suyos, a los poderes colindantes y afines, a que, por fin, lo utilicen. Se resolverían muchas situaciones indeseables.

La respuesta de Europa Pero, además, la postura adoptada por Europa no ha podido ser más desafortunada. Están acostumbrados a mangonear a su antojo. Preocupados de las cuestiones económicas y de los negocios, no se detienen ante otras cuestiones, aunque sean tan importantes como la democracia misma, el funcionamiento de la democracia, la salvaguarda de los derechos humanos, de las personas, de los pueblos?

Es lamentable que, ante acontecimientos tan relevantes como los ocurridos en Catalunya, no hayan reaccionado adecuadamente y se hayan limitado a utilizar frases muy manidas referidas al cumplimiento de la ley, al acatamiento de la Constitución, a que se trata de una cuestión interna del Estado, a que puede provocar un efecto dominó? No entran en el fondo de la cuestión. En fin, decepcionante, aunque podía ser esperado. Europa es importante y hasta interesante, pero no se pueden esperar grandes cosas en materia democrática. Tiene muchas deficiencias en esta materia.

Todo lo descripto suscita la necesidad de emprender una autentica revolución socio-política para impregnar la sociedad de democracia en todos los ámbitos: familia, escuela, universidad, trabajo, sociedades de todas clases, instituciones públicas y privadas, partidos políticos, sindicatos, judicatura? La democracia debe ser el modus vivendi en todos los ámbitos, debe alcanzarse un nivel suficiente de educación democrática, hasta que funcione de forma natural y casi automática e impida a los partidos políticos PP/PSOE/Ciudadanos apoyar sistemáticamente medidas antidemocráticas y confundir ley con democracia, lo que resulta especialmente lamentable en el caso del PSOE, que debería ser capaz de suscitar alguna esperanza de regeneración de la democracia en España.