EN estas fechas de final y principio de año resuenan muchas frases hablando de paz en la Tierra y, al mismo tiempo, seguimos observando la cantidad de barbaridades que se cometen ante nuestros ojos. Muchas voces están diciendo que fuimos testigos de lo que sucedía y no hicimos nada por resolverlo y, aunque no siempre todas las comparaciones son acertadas, no falta quien compara la situación con la que se produjo ante la escalada nazi sin que mucha gente que se daba cuenta de lo que sucedía hiciera nada por resolverlo. ¿Hay personas de buena voluntad entre tanto estruendo de guerra?
Parece que los abusones del patio global predican que no hay que hacer bulling a ningún colectivo ni persona individual, pero en cuanto pueden se reservan una parte del patio y andan peleándose por cada metro cuadrado de influencia, especialmente por aquellos lugares en los que hay más intereses económicos, y además envían a otras personas a que se partan la cara en escaramuzas sangrientas mientras predican que respetan los derechos humanos. ¿Quién controlará al controlador de la fuerza?
Existe un proyecto concreto de creación de una nueva institución internacional denominada Grupo de Sabios para la paz. Se trata de unas pocas personas, Supernannys de la paz, en un mundo que ha perdido el norte pero en el que no faltan personas que aún creen en la democracia y en la autosuperación de sus propias contradicciones. Se plantea que el conjunto de la población del planeta elija a un pequeño grupo de personas destinadas a trabajar para conseguir una paz duradera y que el tren de la historia no choque contra un muro atómico. Tenemos aún en la mente demasiadas experiencias históricas, y especialmente en el pasado siglo XX, como para seguir mirando hacia otro lado.
El hecho de que Kofi Anan sea sustituido por António Guterres, quien ha sido Alto comisario de la ONU para los refugiados, no significa que va a poder cambiar la estructura de funcionamiento de la ONU. Dicen que es el Consejo de Seguridad el órgano privilegiado para conseguir la paz, pero también hay quien dice que se trata de su mayor enemigo porque es juez y parte en numerosas declaraciones y cuenta con el veto heredado de los llamados vencedores de la última gran guerra y sus circunstancias.
La clave del proyecto busca poder exigir la destitución de un dirigente peligroso para la Paz en el mundo. Podría atribuirse esta capacidad al Consejo de Seguridad, pero no ha sido elegido democráticamente ni representa a los diversos pueblos de la Tierra. En la génesis del proyecto se habla de la necesidad de una organización planetaria, elegida democráticamente por sufragio universal y destinada a controlar la acción de los dirigentes de los países y las consecuencias humanitarias de sus acciones.
Se trata de una organización imparcial, constituida por “personas sabias”, de una cierta edad, que no dependan de poderes políticos y económicos, “con el objetivo dar prioridad a la Paz en el mundo, con el fin de proteger el máximo de vidas humanas y que la humanidad consagre su energía a la construcción, y no a su propia destrucción, intentando atacar las bases de los males de nuestra sociedad, el poder incontrolado de algunos individuos animados por intereses personales o corporativos o animados por algunas ideologías, sean cuales fueran sus orígenes: convicción religiosa, sentimiento de exclusión o sentimiento de injusticia”.
Buscar esos mirlos blancos que combatan el abuso de poder que lleva a tantas catástrofes humanitarias es una tarea compleja, al igual que es complejo acordar sus atribuciones, especialmente cuando en determinados momentos es preciso el uso de la fuerza si las personas a las que se pretende destituir de su poder se oponen a ello y, sobre todo, si tienen poderes casi ilimitados. Si un dirigente hegemónico o iluminado puede provocar muertes directa o indirectamente relacionadas con las consecuencias de decisiones de su poder mal ejercido, podemos cuestionarnos qué sucede si pensamos en dirigentes de las grandes potencias. En fin, la cosa no es fácil.
Ese grupo selecto, elegido democráticamente con el objetivo de prevenir genocidios, estaría formado por un número impar de miembros, para que siempre se pueda tomar una decisión. En ese pequeño número de miembros sería elegido uno por alrededor de 300 millones de habitantes y para que la representación del comité sea equilibrada no puede haber más de un miembro elegido por Estado. Los países de más de trescientos millones de habitantes como India o China, elegirían solo a una persona para evitar decisiones que privilegien a un Estado. Europa tendría un miembro, América del Norte un miembro, etc?
No necesariamente han de compartir lugar de trabajo y su tarea podría ser ardua porque necesita amplios medios para tener asesoramiento con el fin de poder decidir si un dirigente debe o no ser retirado del poder. Y son considerados dirigentes: jefes de Estado, primeros ministros, jefes del estado mayor del ejército, reyes, jefes religiosos, jefes de ONG, ONU, dirigentes de empresas transnacionales, empresas del sector de armamento, energía, gestión del agua, calidad del aire, agroalimentario, instituciones financieras, seguros, fondo de pensiones dirigentes de cadenas informativas, sobre todo radio y televisión, magnates de prensa... Como está compuesto por hombres o mujeres elegidos democráticamente por el conjunto de los habitantes adultos de un continente, no se trata de una organización de un estado, sino de una organización que representa proporcionalmente a la población del planeta. Su dictamen irrevocable indica que ninguna organización del planeta tendría una autoridad superior.
Pero llegamos hasta aquí y comprobamos que el reto es interesante y que no hay por qué estar de acuerdo en todos los puntos. Y para poder ofrecer algunas conclusiones llenas de esperanza, hemos supuesto que poníamos en práctica el proyecto con todas las bendiciones del planeta, especialmente de las personas de buena voluntad, hemos salido al patio de la aldea global y hemos visto al señor Trump y al señor Putin marcando terreno, diciendo que iban a aumentar los fondos de su cartuchera nuclear, se han dado unas vueltas por el patio de aldea global, han cogido por la oreja a las supernannys elegidas virtual y democráticamente y las han encerrado en el lado oscuro de la historia mientras el señor Jinping y algún que otro plutócrata aplaudían acaloradamente.