APROVECHANDO que estamos en pleno agosto y en el disfrute de las vacaciones, durante estos días he podido leer un curioso libro de apenas 150 páginas titulado Los gremios de los pícaros clásicos: embaucadores, bribiáticos, rateros, fulleros, rufianos, pillos, golfos, bellacos y bergantes, todos cofrades todos hermanos, todos agremiados. Llegó a mis manos por obsequio del autor, Germán Barreiro, a la sazón catedrático de Derecho laboral en la Universidad de León. Realmente, siempre he pensado que resulta interesante la sinergia entre literato y jurista. Porque, desgraciadamente, la realidad supera, con frecuencia, la ficción. Y, claro está, la literatura ayuda a desarrollar la capacidad imaginativa del jurista, que debe enfrentarse a menudo a situaciones de lo más impensables.

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