HAY una magia especial en el vivir sin calendario, sin reloj, envuelta en el tiempo inconsciente del segundo siguiente porque, en un segundo, en lo que usted tarda en leer una palabra, la vida puede cambiar. Se puede estrellar un autobús, le puede dar un infarto, atropellarle un coche. También puede nacer un hijo, casarse un amigo, darle de alta a un enfermo, encontrar trabajo...
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