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Impulso sanitario para nuestra ganadería

HACE unos días, una magnífica noticia llegaba vía boletín oficial europeo en el que se publicaba la Decisión 2013/177/UE por el que se declara oficialmente indemne la cabaña bovina ante diferentes enfermedades animales como la tuberculosis, leucosis y brucelosis, esta última también extensible para nuestra cabaña ovino-caprina.

Esta calificación sanitaria es un magnífico logro de nuestra ganadería, que supone un reconocimiento a la excelente actuación del conjunto del sector, empezando por los ganaderos pero extensible también a otros agentes como los servicios veterinarios y a las instituciones implicadas, diputaciones forales y Gobierno vasco, que con una ingrata pero eficaz labor diaria han logrado un singular éxito y el aplauso de las autoridades europeas.

Este reconocimiento supondrá, además del consiguiente prestigio de nuestra ganadería, una notable mejora para cada una de las explotaciones ganaderas vascas ya que agilizará y abaratará los frecuentes movimientos de los animales, bien por compraventas o por cualquier otra razón, entre explotaciones de la propia comunidad autónoma o hacia explotaciones foráneas.

Al mismo tiempo, esta máxima calificación sanitaria otorgada por la Unión Europea supondrá un fuerte impulso para los ganaderos que habiendo apostado por una determinada raza, han trabajado dura, callada y eficazmente por su mejora genética y han abierto un mercado de ganado para vida que, querámoslo o no, está fuera de nuestras fronteras.

Sí, en estos momentos de crisis que tanto se habla del mercado global y de la internacionalización de nuestras empresas, ni debemos ni queremos olvidarnos de esos ganaderos que, valiéndose de su genética, exportan sus animales a otras latitudes y muy frecuentemente a esas magníficas fincas de Andalucía, Extremadura y las dos Castillas que están regentadas por gente que, gracias a Dios, todavía tiene dinero para invertir en sus rebaños.

Estos ganaderos vascos se valen de sus contactos comerciales que van generando a través de las asociaciones estatales que cada una de las razas tienen y en las que participan de forma continuada, aprovechan todas las oportunidades que se generan en las mejores ferias que se celebran a lo largo y ancho de la península (para muchos de los lectores resultaría increíble ver el prestigio que tienen nuestros ganaderos en el resto de comunidades) y algunos de ellos, los menos pero muy activos, se valen de las nuevas tecnologías y de las redes sociales para, nunca mejor dicho, sustentar conexiones comerciales y captar a otros ganaderos que se encuentran en parajes lejanos y desconocidos.

Son pocos aún los ganaderos que tienen su propia web o blog pero no hay más que entrar en Facebook para comprobar las numerosas ganaderías que cuentan con su propio perfil, donde establecen contactos con otros ganaderos similares y donde muestran sus fotos, datos... Es un fenómeno que va en aumento y, sí o sí, seguirá creciendo exponencialmente.

Termino felicitando nuevamente a los ganaderos, protagonistas de este éxito sanitario, pero al mismo tiempo invitándoles a explorar nuevas fórmulas de comercialización conjunta del magnífico ganado que crían. El altísimo nivel genético en las diferentes razas y la inmejorable nota sanitaria lograda deben ser los avales que abran las puertas de un creciente mercado de ganado para vida tanto a nivel del Estado como, porqué no, a nivel internacional.