LAS encuestas que se van añadiendo sobre la intención de voto en les catalanas del 25 de noviembre siguen señalando a la federción Convergència i Unió (CiU) como clara ganadora. La oficial del Centre d'estudis d'opinió (el CIS de la Generalitat), con los datos en porcentajes, reflejaba aún un 34% de indecisos, más un 5,9% decidido a no votar. El 26,3% declaraba que votará CiU y la diferencia con el resto es enorme: 5,9% a Esquerra (ERC), 3,4% a Iniciativa-Izquierda Unida (IC-EU), 3,1% al Partido de los Socialistas (PSC), 2,8% al Partido Popular (PP), 1,4% a Ciutadans (C's) y 1,3 a Solidatitat per la Idependència (SI).

La valoración personal de los políticos daba a Artur Mas una nota insólitamente alta en tiempos de desprestigio de la política, rozando el notable (6,45) entre la mayoría de suspensos, con la curiosidad que Albert Ribera, de C'S (3,17) superaba a Alicia Sáncez Camacho (PP, 2,64).

Más inmediato, el sondeo del diario La Vanguardia acentuaba la ventaja del partido gobernante, Convergencia i Unio, hasta la mayoría absoluta parlamentaria (68-69 escaños, seis o siete más que en los anteriores comicios), mientras el PSC continuaría segundo con 20-21 (siete u ocho menos), el PP se mantendría igual o perdería uno (17-18), IC-EU también se estabilizaría o ganaría un representante (10-11), ERC avanzaría en tres diputados (13, lo que le mantendría como cuarta fuerza, sin progreso ordinal), C'S conservaría sus tres actuales, pero SI estaría a borde de la salida de la cámara, mientras la xenófoba y nada catalanista Plataforma per Catalunya estaría a punto de entrar, hasta con dos miembros.

Las encuestas, siempre relativas, lo son todavía más en el caso de la próxima convocatoria catalana, porque cada día se producen posicionamientos novedosos que suman o restan apoyos a las diferentes opciones, mientras dividen otras.

La división más clara, y puede que decisiva, se sigue produciendo entre los independentistas sin matices. Fracasado el intento liderado por Esquerra, con Solidaritat por su cuenta, se han añadido por primera vez las diversas listas de la Candidatura d'Unitat Popular, no menos radical independentista, nítidamente de izquierdas y con tintes ácratas, que hasta ahora se había mantenido fuera del mapa electoral general del Principat para centrarse en el ámbito local, donde superó los 60.000 votos en las últimas municipales, con el resultado de 104 concejales en diversos ayuntamientos, en algunos de los cuales son decisivos para conseguir mayorías.

Algunas sumas (y las correspondientes restas para las formaciones de procedencia) son también espectaculares. Joan Carretero, exalcalde de Puigcerdà, exconseller del primer tripartito de Maragall por ERC, ha pedido a sus seguidores el voto para CiU. Joan Laporta, ya hace tiempo escindido de SI, pide que se vote a la misma coalición o a Esquerra.

No son los únicos cambios, en busca del voto útil o de una más clara definición ideológica. Una destacada miembro del PP se ha pasado a Ciutadans, porque la considera "única fuerza que defiende claramente la unidad de España". Y falta por ver el efecto, sobre el confuso cosmos del socialismo catalán de la dimisión de Ernest Maragall y otros, de la tendencia más catalanista, que han aplazado la escisión en un nuevo partido.

Con tanta novedad sucesiva, los sondeos ofrecen un valor más relativo que casi nunca, que ya es decir. Mientras, en Escocia parece que, reducidas las opciones del referéndum -que ha sido reconocido como vinculante- a independencia o nada, sería ya minoritaria la opción secesionista.