En la línea de salida
ENTRE el proyecto de nuevo Estado dentro de la Unión Europea de Artur Mas y la coalición que le apoya, el independentista impaciente a partir de Esquerra y el españolista con o sin matices del resto, todas las fuerzas políticas catalanas toman posiciones en la línea de salida. Las encuestas, como no podía ser de otra forma, presentan resultados heterogéneos y hasta casi opuestos. Entre La Razón, que augura una pérdida de escaños al grupo del actual govern, a La Vanguardia, que le augura un crecimiento hasta quedarse a un solo escaño de la mayoría absoluta, con otros pronósticos intermedios.
La coincidencia más general es un nuevo hundimiento del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC), una vez elevado a candidato su nuevo líder y alcalde de Terrassa, Pere Navarro, en detrimento de la aspirante, exconsejera y marcadamente catalanista Montserrat Tura. Navarro apoya un referéndum de autodeterminación, "dentro de la legalidad" -es decir, con la por ahora imposible aprobación del Gobierno español- para votar en contra de la soberanía plena, según ha afirmado con toda rotundidad. Tura ha anunciado la retirada de la primera línea política, siguiendo los pasos de otros veteranos como Higini Clotas, Antoni Castells, el extitular de Economía de Montilla y, muy probablemente, Ernest Maragall, el hermano del expresident y hasta probablemente Joaquim Nadal.
Un elemento que puede cambiar rotundamente y a corto plazo los sondeos es el intento de unificación de la izquierda independentista, más o menos radical, al que se ha lanzado abiertamente Esquerra Republicana (ERC). Si fragua la cohesión, al menos parcialmente, con el método D'Hont a favor, sin duda el ascenso del conjunto sería considerable. La propia Tura reconocía que le ofrecieron incorporarse al conjunto, y Oriol Junqueras, la figura visible de los republicanos, ha hecho un llamamiento genérico para que se incorporen a socialistas discrepantes, independientes, y grupos minoritarios de dentro y fuera del Parlament.
El exconseller Joan Carretero, exalcalde de Puigcerdà, que ya aceptó la invitación cuando las municipales, aportará sus votos. Los de Solidaritat per la Independència (SI) parecen también favorables, puede que a la vista de las prospecciones que, en el menos malo de los casos, les conceden una repetición de los cuatro representantes actuales. También han hecho pública su participación, por primera vez en unas autonómicas, las asamblearias Candidatures d'Unitat Popular (CUP), bien asentadas en el ámbito municipal y que se abstenían de entrar en los comicios de ese nivel. Puede quedar suelto Joan Laporta, a quien alguna que otra maldad considera muy cerca de CiU. Está por ver hasta dónde llega la acumulación de fuerzas, tan poco proclives hasta ahora a renunciar a rasgos distintivos y personalismos.
Entre tanto, Artur Mas no para. Su entrevista en TV-3 del lunes 1 marcó un récord de audiencia. Su experiencia en la reunión de presidentes autonómicos, en Madrid, fue tan mal como era previsible, o peor. De sobra conocidos son los exabruptos desde Europa de Aleix Vidal Quadras, invitando a intervenir la Guardia Civil al mando de un general de brigada, o de Mayor Oreja, para quien cualquier movimiento es cosa de ETA. Como contraste, la comisaria de Justicia de la Unión Europea, Viviane Reding, desdice a sus compañeros de la Comisión y asegura que la independencia no tiene por qué implicar la expulsión de Catalunya de la Unión Europea.
Más allá de la confección de las listas y del momento dulce del president, Mas mantiene -por ahora- que Estado propio no tiene que comportar en ningún caso rupturas, ni con Europa, ni siquiera de relaciones con España. Es un mensaje de prudencia, de calma, de paciencia, que nadie espera equivalente a una ambigüedad ya insostenible y difícil de aceptar por la ciudadanía. Tiene bien presente que, además de socialistas y del PP, hasta Iniciativa-Verds-IU pide que el referéndum incluya la alternativa del Estado federal español que incluya el Principat. El titular de la Generalitat en funciones lo advirtió desde el primer día "nada será fácil, pero nada es imposible". No llega, pero se acerca al lema de la pintada del mayo del 68 en París: "Sé razonable, pide lo imposible". De momento, la UEFA ya ha tenido que aceptar a Gibraltar como miembro, por decisión de un tribunal internacional: el de arbitraje del deporte (TAS), con sede en Suiza.