DESPUÉS de una legislatura atípica, pero muy propia de las concepciones democráticas de quienes de verdad mandan en el Estado, la Comunidad Autónoma del País Vasco vuelve a tener elecciones para elegir a sus representantes.
Es muy probable, a la vista de las recientes encuestas, que se produzca el desmontaje del montaje que se llevó a cabo en el año 2009. En aquel año y con una parte de los votantes sin poder ejercer su derecho al voto y además a base de mentiras, las ejecutivas del PSE-PSOE y del PP establecieron unos pactos cuya única finalidad era desalojar de Ajuria Enea a los nacionalistas vascos.
Se aseguró entonces, por activa y pasiva, que nunca pactarían los partidos llamados constitucionalistas. Y a la vista de lo que ocurría en Madrid, donde el PSOE negaba la existencia de una de las mayores crisis financieras -que iba a tener unas consecuencias nefastas para la economía y por ende para la capas sociales más desfavorecidas de la sociedad- y por otro lado el PP no apoyaba -según decían en aras al bien de los ciudadanos aunque fuera por simple cálculo electoral- ninguna propuesta de quienes entonces gobernaban, podía llegar a creerse que en esas condiciones de total antagonismo entre PSOE y PP el pacto no sería posible en la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Sin embargo, la realidad mostró que lo que de verdad interesaba a ambos era echar de las instituciones al Partido Nacionalista Vasco. Se mintió, mintió y mintió. No valen excusas ni pretextos. Se han perdido varios años para tomar medidas, especialmente sobre la economía que pueda crear riquezas para a continuación distribuirla con criterios de justicia y solidaridad.
Ahora, los representantes de PP y PSE-PSOE, o viceversa, tratan de vender otras historias. Aquí ya se ha sufrido bastante, por motivos de todos conocidos, para que una vez más vengan a tratar de meter miedo a los ciudadanos de esta comunidad.
Los votantes, el 21 de octubre no podemos caer en el error de creer en nuevas promesas que nunca se concretan y, por tanto, debemos apoyar a quienes han demostrado con hechos, su valía y responsabilidad, es decir, a los representantes del Partido Nacionalista Vasco.
Llevamos unos días de campaña electoral y una vez más los candidatos de PSE-PSOE y PP vuelven a introducir en sus mensajes el miedo contra el nacionalismo vasco en todas sus intervenciones.
Los candidatos de dichos partidos ya deberían saber que este discurso lo han usado en anteriores ocasiones -y, sin duda, seguirán usándolo en el futuro- sin que hayan conseguido resultados reales.
No les preocupa que sus argumentos tengan o no solidez, simplemente les interesa perpetuarse. De esta forma han ido creando una clase política que se irradia desde Madrid al resto y que, sin tener estudios, formación y calificaciones definidas llega mediante una verborrea fácil y populista a considerarse muy por encima de ciudadanos que pese a sus mayores capacidades no puede tener los mismos ingresos ni las mismas oportunidades para desarrollarse y llevar una vida digna.
Son los que, en su día, el profesor José Luis Sampedro definió como "especialistas en generalidades concretas", es decir, un hablar mucho y un no decir nada para solucionar los problemas reales de las personas a las que se dirigen.
Estamos en una situación muy difícil que no ha sido fruto de la casualidad sino de la torpeza, ignorancia y avaricia de quienes tenían y tienen el poder y nos han llevado a una crisis financiera, económica, social y democrática sin precedentes.
En consecuencia, los votantes, el 21 de octubre debemos tener las ideas claras y apoyar a quienes han demostrado en el pasado sus capacidades, así como su entrega y sacrificio.
Nos estamos jugando, y este no es un juicio para meter miedo sino una realidad, el futuro de varias generaciones. Por tanto, hemos de saber separar la paja del grano y apoyar sin fisuras a los representantes del Partido Nacionalista Vasco.