De ocurrencia en ocurrencia
EL gobierno del PP camina de ocurrencia en ocurrencia, esa es la impresión que da. La ocurrencia queda luego plasmada en el BOE con esa precisión burocrática que tanto parecen querer combatir. Tenemos una crisis económica enorme encima, causada por los sucesivos gobiernos socialistas y populares que han administrado nuestros fondos durante todos estos años en las distintas administraciones. Pero parece que la crisis la han causado otros, no ellos mismos. Nos han metido en un agujero y todavía se pavonean de ello y nadie pide la más mínima responsabilidad a nadie. Hablan de duplicidades que hay que corregir, pero no incluyen en la lista la delegación del gobierno en las distintas comunidades, con subdelegaciones provinciales, por supuesto, por poner un ejemplo de duplicidad absurda. Lo tienen fácil para empezar: nadie protestaría si las suprimiesen.
En nombre de la crisis se están tomando medidas de las que luego nos arrepentiremos, en especial las que afectan a la educación y a la sanidad. Pero no tocan a esos deportistas aplaudidos -sobran ejemplos- que cobran millonadas y cotizan porcentualmente mucho menos que quienes leen estas líneas. Tampoco parece afectar a quienes gozan de unas jubilaciones de vértigo y se van incorporando de nuevo a la vida laboral para salvar bancos, entiendo que con salarios en absoluto moderados y que se suman a las jubilaciones. Aquí se baja el sueldo al personal, pero no se ponen topes por encima a nadie. Para algunos no hay crisis que valga.
La última ocurrencia tiene que ver con el posible voto de quienes se han marchado de Euskadi a causa de la actuación de ETA. El razonamiento es impecable: si los nietos de vascos en Argentina pueden votar, ¿cómo vamos a impedir el voto a quienes se tuvieron que marchar de aquí? Pues es muy sencillo responder por qué: aquellos lo pueden hacer porque tienen una doble nacionalidad y votan tanto allí como aquí, solo una vez allí y solo una vez aquí. Los expulsados a causa del terrorismo, sin embargo, si se han empadronado en otra región española, no lo podrán hacer porque están ya votando en España. ¿O es que pretendemos que voten un día para el Parlamento catalán y al siguiente para el Parlamento Vasco? ¿O que voten para el Congreso de los Diputados por la mañana en Madrid y a la tarde en Donostia? ¿O que en caso de una reforma constitucional puedan votar dos veces? Esto no tiene ningún encaje legal, como no sea haciendo trampas normativas a las que somos tan aficionados.
Por supuesto, otra cosa muy distinta es que quieran recuperar de nuevo su residencia aquí (si es que la han abandonado también en los papeles), por lo que en ese caso habría que darles todas las facilidades para que, causando baja en la región donde ahora ejercen el voto, puedan hacerlo en el futuro aquí. Eso es un tema de justicia: quienes se han marchado bajo amenazas tienen que tener las puertas de vuelta abiertas de par en par. También en el voto.
Y esto me lleva al siguiente tema: ¿cuántos se han tenido que ir? Me llenan de asombro las ocurrencias que se ponen también sobre la mesa con esta cuestión. Se han dado cifras totalmente disparatadas, que carecen de fundamento alguno. Desde 220.000 ("más que votos tiene la izquierda abertzale", se ha dicho) hasta un mínimo de 45.000. Desconozco de dónde puede salir tanta gente. Tiene Euskadi una de las tasas de natalidad más bajas de toda Europa y, sin embargo, desde el año 1980, su población ha descendido menos, en términos absolutos y relativos, que la población de Asturias, por poner un ejemplo. Si se acepta la cifra máxima que se baraja, resulta que se nos ha ido el 10% de la población: Getxo, una de las localidades más castigadas, habría perdido en torno a 8.000 personas. Sobrarían 2.500 viviendas solo en ese municipio. De cada veinte personas que conocemos a nuestro alrededor, en cualquier pueblo, se habrán ido dos como media. Saquen ustedes mismos las cuentas. ¿Los conocen?
Aunque reduzcan esa cifra a la cuarta parte no salen las cuentas. Todo esto es una exageración absurda. Y algún día habrá que analizar también, y aquí sé que toco un tabú, si todos quienes dicen que se han marchado a causa de ETA, lo han hecho, en efecto, por eso.
En toda esta desgraciada historia de ETA hay que diferenciar entre verdugos y víctimas, entre el que mata y el que muere. Pero también habrá que diferenciar entre los que se fueron por amenazas directas y graves, y quienes lo hicieron aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. Es más que posible que haciendo cuentas las cifras queden muy mermadas. Son ellos los que necesitan nuestro apoyo.