Amenazados y sin confianza
LA crisis ya no es una amenaza, sino una abrumadora realidad. Los grandes temores son ahora la posible intervención de la economía al estilo de Grecia o Irlanda, la demolición del Estado de las autonomías, incluidas las naciones históricas y el menos probable éxito de la campaña ultraderechista por sustituir la actual monarquía constitucional por una república populista, ultraconservadora y ultranacionalista española o directamente por una nueva dictadura.
La posible intervención ha sido anunciada, o predicha, por autoridades europeas, mientras el Gobierno Rajoy ha pasado de la mayoría absoluta a la valoración negativa del 64% de los ciudadanos, según la última encuesta de Metroscopia para El País. De la "recentralización" del sistema español no paran de surgir ejemplos a cada anuncio ministerial y, en conjunto, el presidente Rajoy ha dicho que la reforma no ha hecho más que empezar y que el cambio será extraordinario de aquí al final de la legislatura. Al menos ha sido más fino que Alfonso Guerra, cuando el PSOE accedió a la mayoría absoluta y anunció que a "su" España no la iba a reconocer "ni la madre que la parió".
Uno de las últimas muestras de recentralizaciones y recortes ha sido la de 7.000 millones en sanidad y 3.000 en educación. La más explicada, aunque no mucho, ha sido la segunda. Según el ministro Wert, implicará aumento de alumnos por aula, más horas de trabajo para los enseñantes, menos líneas de bachillerato en los institutos?
La respuesta de la consellera Irene Rigau ha sido advertir que las medidas no podrán aplicarse en el próximo curso -al menos en Catalunya y se supone que también allá donde las autoridades educativas son eficientes- porque la planificación está ya cerrada, con el volumen de alumnado calculado y distribuido. Además, las medidas invadirían, al menos, tres competencias estatutarias, con el inevitable conflicto institucional. Rigau terminaba diciendo, con lógica, que el ministerio español ha perdido la perspectiva del mundo educativo, porque hace años que lo gestionan las comunidades autónomas. Por otra parte, ese nuevo recorte de miles de millones ha sido trasladado a los departamentos afectados desde el de Economía, para que se arreglen como puedan.
Y luego, lo del annus horribilis de la corona, con el cabeza de familia en primer plano. Hace ya años que se ha ido levantando la veda de invulnerabilidad y de silenzio estampa sobre el jefe del Estado español y su entorno. Las actividades eróticas privadas del monarca, las salidas de tono de yernos y sobrinos se han visto sucedidas por el gesto impropio de la cacería de elefantes en Botsuana y, peor todavía, por las derivaciones del llamado caso Urdangarin, donde uno de los dos principales encausados, el socio del duque de Palma, ha presentado al juzgado correos electrónicos del rey que le implicarían supuestamente en el escándalo.
La Constitución le hace "irresponsable", en el sentido judicial. Muchos plantean que haya actuado más de una vez como tal en otros sentidos. Otros ya han pedido que abdique a favor del príncipe Felipe, una sucesión sobre la que no faltan desconfianzas. Y algunos arguyen campañas de dos tipos de republicanos: los clásicos, de izquierdas, y una extrema derecha que propugna un viraje nacionalista y ultraconservador del sistema, con otra cabeza visible, distinta y más afín que quien ellos consideran traidor a quien le eligió y a los principios jurados. En realidad, el común denominador de nacionalistas de ambos signos y de la ciudadanía en general está compuesto por temores a amenazas fundadas y una desconfianza absoluta, más que en las instituciones, en sus titulares, en desprestigio creciente y generalizado, al que cuesta encontrar alguna excepción.
La citada encuesta de Metroscopia revela que la intención de voto al PP se ha reducido del 46,3% al 38,1% de los electores. Pero eso no implica crecimiento del PSOE, que también ha perdido un punto. Crecen la inconsútil y poco definida UPyD de Rosa Díez y la relativamente radical Izquierda Unida. En espera de otras alternativas más peligrosas, que surgirán.