DURANTE las dos últimas décadas, la sociedad vasca ha ido construyendo su red científico-tecnológica: se han creado y fortalecido equipos de investigación universitarios, centros tecnológicos y unidades de I+D en empresas; y para completar dicha red, se han concebido organizaciones, edificios, herramientas de investigación y, principalmente, se han creado equipos de personas. Volviendo la vista a principios de los 80, cuando todo este entramado comenzó, raras veces se mencionaba I+D ni en prensa, ni en el resto de los principales medios de comunicación. En aquel entonces, nuestra sociedad estaba inmersa en una grave crisis, y, precisamente fue esa, junto con otras medidas, la decisión que se tomó para salir del agujero. Aunque, como hemos mencionado, el término I+D no estaba de moda.

Ahora, cuando nuevamente estamos inmersos en una crisis económica, se subrayan constantemente la investigación y el desarrollo, el fortalecimiento de la innovación y la exportación, con el desarrollo de productos de alta gama que ello exige. Hoy en día, sí que los medios de comunicación mencionan a diario el término I+D, y parece que se ha convertido en la receta mágica.

Sin duda, la sociedad vasca es más compleja de lo que era hace 30 años. Debido a la globalización, la competencia es mucho mayor y ello se percibe también en las universidades, los centros de investigación y las empresas. Actualmente no es suficiente decir que un equipo es bueno en Euskal Herria o en el Estado. Los parámetros han cambiado. Y para poder mantenernos en ese nivel superior, necesitamos científicos e investigadores. Para ello, junto a otras medidas, es necesario orientar a los jóvenes hacia la ciencia y la tecnología, generación tras generación. Se trata de hacer lo que tan bien entendemos en fútbol: trabajar la cantera.

La Fundación Elhuyar ha elaborado un amplio estudio sobre la percepción que los jóvenes de Euskal Herria tienen sobre la ciencia y la tecnología, con el apoyo del Departamento de Educación del Gobierno vasco y la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU. Aunque resulte sorprendente, hasta la fecha no se había realizado ningún estudio de este tipo entre los jóvenes. Para orientar a nuestros jóvenes adecuadamente hacia la ciencia y la tecnología, es preciso primero conocer lo que piensan sobre la ciencia y la tecnología, cuál su actitud ante ellas y, por qué no, cómo se ven a sí mismos como profesionales en ese mundo. Y no podemos olvidar que, en esta sociedad moderna, es imprescindible tener una adecuada formación sobre cultura científica, para poder tomar decisiones acertadas en temas relevantes para la sociedad.

No me gustaría realizar un análisis de los resultados obtenidos. Considero que para ello deberíamos escuchar las opiniones de los especialistas. Pero, eso sí, me gustaría incidir en tres aspectos. En primer lugar, los jóvenes tienen en buena consideración la ciencia y la tecnología, ya que las sitúan a continuación de temas típicos que se esperan estén entre sus preferencias (como por ejemplo, el deporte). Y esto es elogiable porque, en gran medida, es una clara evidencia de que en el ámbito escolar se están haciendo las cosas bastante bien. Seguramente, tal y como antes he mencionado, nos queda un largo camino por recorrer, pero las decisiones tomadas durante los últimos años muestran que vamos por buen camino. No obstante, los resultados reflejan que, además de la escuela, la sociedad tiene una clara influencia en los jóvenes. Por ejemplo, según el estudio, la informática es el tema que más interés suscita entre los jóvenes. Seguramente, ello tampoco resulta extraño teniendo en cuenta la cantidad de nuevos y atractivos productos que quieren vendernos casi a diario, mostrándonos con brillo las últimas innovaciones informáticas.

El segundo aspecto a destacar es la diferencia entre chicos y chicas en la percepción de la ciencia. Históricamente, la participación de la mujer ha sido más débil tanto en los estudios como en el ámbito laboral en sectores relacionados con la ciencia y la tecnología. Pero la presencia femenina en este tipo de estudios crece año tras año, a pesar de que todavía falta mucho para llegar a un nivel de paridad. Y, en este aspecto, los resultados obtenidos muestran que existen diferencias entre las chicas y los chicos. Los chicos se sienten más atraídos por temas tecnológicos mientras que las chicas tienen mayor interés en medicina y en temas relacionados con la salud. Esta tendencia se repite en otros países de Occidente y quizá de forma más acentuada que en Euskal Herria. No obstante, queda mucho camino por recorrer para equiparar el grado de atractivo de los temas en este ámbito.

Y, para terminar, el estudio deja al descubierto que internet es la principal fuente de información de los jóvenes. Para ser honestos, este resultado no sorprende, pero muestra claramente que es un ámbito en el que hay que trabajar la presencia del euskera, con las dificultades económicas que ello acarrea a una sociedad de tamaño reducido, como es la vasca.

A modo de síntesis, tenemos entre manos el primer estudio sobre percepción de la ciencia y la tecnología en la juventud vasca. Estos resultados pueden resultar muy útiles durante los próximos años para decidir nuevas propuestas, y de las ya realizadas cuáles fortalecer o modificar en nuestras redes de I+D+i para satisfacer nuestras necesidades de personal y, al mismo tiempo, para que en el futuro la sociedad vasca esté bien formada en el ámbito de la cultura científica.