EN el contexto de la Reforma Laboral y de los Presupuestos austeros de Rajoy, olvidados casi de la existencia de ETA, puede ser interesante asomarse a la situación singular de la sociedad vasca, de la comunidad autónoma de Euskadi. La describen los 2.254 encuestados el febrero pasado, con un nivel de confianza del 95.5%, según recoge el Sociómetro Vasco 48 -Fin del terrorismo- (Marzo 2012). Esta clase de encuestas da las medias numéricas de muchos encuestados, muy distintos, y esas medias resultan a veces irreales. La media entre uno o muchos que se sienten con una satisfacción de 9 puntos y otro o varios que lo pasan mal, 3 puntos, puede ser de 6; pero esa no es la realidad de ninguno de ellos ni de la sociedad. Procuraré a veces desglosar o explicar en lo posible medias y reales.

La situación "personal" de los encuestados ("¿cómo le van las cosas a usted?") es la de un discreto aprobado, 6,1 sobre 10. Un 40% de los encuestados está trabajando y un 17% en paro. No les irá igual de bien a los dos grupos. Y un 20% está jubilado y un 8% estudiando. Son los más jóvenes (18-29 años) a quienes mejor les va. Y, por ideología política, a quienes mejor va es a los de IU y Amaiur. Por territorio político a Bizkaia, con casi un punto de diferencia sobre Gipuzkoa y Araba. Y la media de esta situación "personal", fácil de evaluar, es casi un punto superior a la que consideran de Euskadi, 5,3; que a su vez supera en casi dos puntos a la de España, 3,7.

Esta situación personal y colectiva habría venido deteriorándose en Euskadi según sociómetros anteriores, desde 1999 -aunque con alguna alza intermedia-, pero con un significativo descenso desde 2010, coincidiendo con la ocupación de Ajuria Enea por Patxi López y la crisis. En España, la situación habría empeorado a partir de 1995, y, tras ciertos altibajos, desde 1999. Pero sobre todo en caída libre desde 2007 hasta la puntuación más baja, la actual. ¿Tendría esto algo que ver con la segunda legislatura de Zapatero?

Los principales problemas "personales" en Euskadi son los ligados al mercado de trabajo, muy por encima de los económicos -casi tres veces más-, y, por supuesto, de los ligados a la política que no se valoran ni en una cuarta parte de los del trabajo. A partir de la política como tercer problema, descienden gradualmente el de la vivienda, terrorismo, servicios públicos, inmigración, salud y seguridad social.

Para estos encuestados, sin diferencia significativa ni por sexo, edad, ideología o territorio histórico, los problemas de Euskadi son más agudos en España. En particular, en lo económico la ventaja de Euskadi es muy notable, así como es mucho menor la corrupción. Es al menos lo que piensa el 74% de los encuestados frente al 21% que equipara las dos situaciones: Euskadi y España.

Que la política sea el tercer gran problema de Euskadi, aunque a distancia del trabajo y la economía, haría pensar que el interés por ella es grande y fuerte. ¿No es esto lo que se piensa a priori tratándose de Euskadi? Sin embargo, la encuesta da que solo un 28% de la población está bastante o muy interesado por la política frente a un 72% que está poco o nada interesado (y el "nada" es la friolera del 35%). Solo el interés lleva al trabajo de una información fidedigna. Quien está poco interesado por la política no buscará información alguna y en el peor de los casos seguirá la calumniosa, porque "calumnia que algo queda". En buena lógica, habría que concluir que un 72% debiera ser la abstención normal en unas elecciones democráticas con personas informadas del tema; para no pasarme, considero un 35-40% la abstención normal justa en las elecciones.

El interés por la política es ligeramente superior en el género masculino. Contra lo que a veces se afirma, no son los más jóvenes (18-29 años) los menos interesados sino los mayores de 65, seguidos por los de 30-46 años -quizá por ser los años de mayor dedicación a formar la familia-. Es a partir de esa edad (46-64) cuando el interés político crece.

En este contexto, la situación política de Euskadi es considerada "buena o muy buena" por una parte de la sociedad que no llega al 50%; algo superior a quienes la consideran "mala o muy mala". Las puntuaciones más altas vienen del PSE y PP, que hoy mantienen el Gobierno vasco. Entre los nacionalistas de PNV y Amaiur son más, con poca diferencia, quienes la consideran "mala o muy mala". Los encuestados consideran que la situación política de Euskadi es mejor que la de España.

La encuesta aborda con amplitud el tema de ETA y consecuencias: víctimas, presos, recelos políticos... La renuncia de ETA a la violencia ¿es definitiva? Algo más de la mitad de los encuestados cree que sí y más de una tercera parte, 36%, que no. Entre los síes los varones son más que las mujeres, y destaca la gran mayoría de Amaiur, seguida, pero a bastante distancia, por el PNV. Entre los partidarios del no está la mayoría larga de los que se inclinan al PP y UPyD y casi un 40% del PSE; no faltan entre el PNV y hay un significativo 13% de Amaiur. Por edades, los más desconfiados son los mayores de 65 años.

¿Para cuándo se espera la desaparición de ETA? Las respuestas están muy fragmentadas. No son optimistas; ninguna recoge ni una tercera parte. En uno o dos años, un 27%. "No antes de cinco años" obtiene un 19% y "ETA nunca desaparecerá", un 20%. Superan con creces la media de esta última opinión los partidarios de UPyD y PP, pero no faltan, sin llegar a la media, entre los del PSE, PNV y ni siquiera entre los de Amaiur, 9%.

Los recelos políticos y heridas sociales causados por ETA ¿se superarán? ¿Cuándo? La opinión menos compartida con mucho, es que se necesitarán pocos años. La más compartida, sin llegar al 50%: "en muchos años", y más de una tercera parte piensa que "no desaparecerán". Quizá sorprenda que la renuncia de ETA a la violencia no ha influido en cuestiones de convivencia como "libertad para hablar de política", "posibilidad de defender cualquier idea política", "relaciones entre partidos políticos", "reconocimiento a las víctimas causadas por ETA". La opinión claramente mayoritaria, sin diferencias significativas, es que "todo sigue igual".

En el problema de los presos de ETA, se plantean dos cuestiones: "lo que ellos deberían hacer" y "las medidas a aplicar por el Gobierno". En cuanto a la primera, las opiniones más favorecidas son: en primer lugar, "reconocer el daño causado"; a corta distancia, "pedir públicamente la disolución de ETA"; en tercer lugar, "renunciar públicamente al terrorismo"; en cuarto, "asumir el sistema democrático"; y en último lugar, "iniciar la vía de reinserción". Sin diferencia llamativa ni en cuanto al sexo, edad o ideología política, en todo lo anterior, la única muy saliente es que para Amaiur la preferencia es "iniciar la reinserción".

En cuanto a las "medidas a aplicar por el Gobierno a los presos", prima con mucho, un 72%, "la reinserción a los que renuncien a la violencia". Le sigue "el acercamiento a las cárceles del País Vasco", que es la preferida por los "nacionalistas". "No hacer nada hasta que ETA se haya disuelto" está muy apoyada por el PP. La "concesión de una amnistía general" ocupa el último lugar, a gran distancia de las demás, apoyada, sin embargo, con fuerza por Amaiur, mucho menor por parte del PNV, y rechazada casi en su totalidad por el PP.

En resumidas cuentas, según el actual Sociómetro, desde la renuncia de ETA a la violencia, el 20 de octubre del 2011, la disolución del grupo armado, la cicatrización de las heridas causadas y la situación de los más de los setecientos presos, es un problema muy complejo que exigirá años para solucionarse, a través de caminos espinosos. ETA puede estar orgullosa de su hazaña y otro tanto quienes durante tantos años la han apoyado.

Respecto al euskera hablado, algo menos de una tercera parte lo hablaría correctamente (23%) o bastante bien. Se llegaría al 45% con los que saben hablar algo, frente a un 36% de los que no saben nada. Sin embargo, me parece que, fuera de algunos núcleos plenamente euskaldunes, la imposición práctica del español no refleja esta realidad, porque una cosa es saber y poder hablar el euskera corrientemente, y otra, poder poner en práctica ese saber porque en cualquier grupo siempre hay alguno que no lo habla ni lo entiende. Y se recurre siempre al español.

Las mayores simpatías políticas de los encuestados las obtiene el PNV, seguido a cierta distancia de Bildu y ya muy de cerca por el PSE e IU, quedando en último lugar el PP y UPyD. En la escala del nacionalismo vasco, del cero (nada nacionalista) al 10 (muy nacionalista), el PP representa el nada nacionalista, seguido por el PSE y algo más nacionalista Izquierda Unida, hasta rozar el 7 el PNV y 7,2 Amaiur.