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No más experiencias piloto con nuestros hijos

ESTE Gobierno vasco no tiene límites en su capacidad para crear polémicas. La última ha sido la ocurrencia del Departamento de Gemma Zabaleta de crear haurretxeak o casas nido para niños y niñas de 0 a 2 años, que plantea como una medida de conciliación de la vida familiar y laboral a través de una experiencia piloto conveniada con una cooperativa.

Lo contemplo como un afán de protagonismo de la consejera ya que no encuentro otra explicación. Recuerdo muy bien, porque lo viví en primera persona, que en el año 2003, tras meses de negociaciones, el Departamento de Educación y varios ayuntamientos de la Comunidad Autónoma de Euskadi suscribieron un Convenio de colaboración para constituir un consorcio para la creación de haurreskolak públicas que dieran respuesta a la necesidad de conciliación de vida familiar y laboral existente en nuestra sociedad, así como respuesta al derecho a la educación que los niños y niñas tienen desde los 0 años, tal y como establece la LOGSE.

Este convenio supuso un esfuerzo importante tanto para el Gobierno vasco, quien se encargaba del personal de las haurreskolak, como para los ayuntamientos, muchos de ellos pequeños, que debieron aportar los locales. Muchos ayuntamientos, como el que yo presidía, Gautegiz Arteaga, veíamos esta iniciativa como garantía para la pervivencia de las escuelas pequeñas o rurales y para pervivencia de nuestros pueblos y con esa ilusión hicimos un importante esfuerzo.

El Departamento de Educación formó al monitorado, exigiendo una formación de Educación infantil o FP en grado superior, asi como un perfil lingüístico, concretamente un PL2, que garantizase la educación en euskera también entre los 0 y 2 años. Los ayuntamientos se han encargado de las infraestructuras y de su mantenimiento hasta llegar en la actualidad a 222 haurreskolak en toda la Comunidad Autónoma de Euskadi.

Ocho años después, este Gobierno vasco, desde Educación, sube el ratio mínimo para abrir las haurreskolak el próximo curso de 3 a 5 niños y niñas, lo que nos lleva a que por ejemplo en Gautegiz Arteaga, donde solo hay 3 matriculaciones, el próximo curso no se abra la haurreskola, lo que conlleva instalaciones cerradas y niños y niñas trasladados a otros pueblos con riesgo de que no vuelvan. Por otro lado, desde el Departamento de la señora Zabaleta se plantea la puesta en marcha de una experiencia piloto por la que mujeres con una formación de 200 horas cuiden en sus domicilios a un máximo de cuatro niños en una horario no superior de 8 horas y cobrando el salario mínimo interprofesional más una cantidad por niño.

Cómo es posible que mientras va a haber haurreskolak cerradas por no cumplir el ratio, nos planteen estas experiencias, con detrimento claro de las condiciones de los niños y niñas, en espacios no preparados para ello, con personal no cualificado, en condiciones laborales precarias (únicamente una persona durante ocho horas con hasta cuatro niños/as).

Si bien el Departamento de Educación ha hecho un amago de enfado por invasión de competencias, lo cierto es que ha quedado en nada, porque en el fondo detrás de todo esto existe una razón económica. Resulta más barato para el Gobierno pagar al personal de las haurretxeak que al personal de las haurreskolak. ¿Alguna otra explicación?