Este terrorismo no es nuevo
AHORA que podemos estar asistiendo al final definitivo de la violencia terrorista de ETA, parece que nos damos cuenta de la existencia de otro tipo de terrorismo no organizado. Terrorismo que se está cobrando cientos de vidas y que mantiene amenazadas y aterrorizadas a miles de mujeres. Nos estamos refiriendo, evidentemente, a la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres que, lejos de remitir, lleva camino de convertirse en el fenómeno violento más vergonzante del siglo XXI y que, por desgracia, tiene visos de haber venido a quedarse durante mucho tiempo si no conseguimos sensibilizar, concienciar, implicar y formar en valores de igualdad a la sociedad en su conjunto.
El último asesinato acontecido en Euskadi, que se cobró la vida de la joven baracaldesa Cristina Estébanez, ha vuelto a encender todas las alarmas rojas, dadas las especiales circunstancias que han concurrido en este caso. A pesar de mediar denuncia y de existir una orden judicial de alejamiento, no se ha evitado este nuevo y repugnante asesinato. Esto ha provocado, además de la indignación habitual y unánime de instituciones y sociedad en general, un intenso debate social que está cuestionando la auténtica eficacia de las medidas de protección que desde diferentes instancias se están ofreciendo y aplicando a todas aquellas mujeres que sufren algún tipo de amenaza.
Desde los poderes públicos, legislativo, ejecutivo y judicial, y desde todas las instituciones, ayuntamientos, diputaciones y Gobierno vasco, se vienen diseñando y aplicando, a lo largo de los últimos años, diversas protocolos y políticas con el noble objetivo de acabar con esta auténtica lacra social. Y ha sido en Euskadi donde ha sido especialmente visible el esfuerzo en la puesta en marcha de todo tipo de recursos para afrontar y resolver este gravísimo problema.
A pesar de todo, parece que este esfuerzo y este compromiso político y social para luchar en la erradicación de la violencia contra las mujeres no sólo no está dando los resultados deseados sino que, además, es la propia sociedad la que empieza a exigir y reclamar a todas las instituciones, cada vez con mayor insistencia, más acción y más efectividad, medidas tanto preventivas como de protección de las mujeres amenazadas que impidan que otra mujer sea asesinada.
En esta línea, desde el Grupo Parlamentario Nacionalistas Vascos-Euzko Abertzaleak, teniendo en cuenta esta realidad, queremos aportar nuestro grano de arena para seguir siendo un agente activo, junto con otros muchos, en este objetivo común de acabar con la violencia contra las mujeres, porque en esta cuestión, como en otras muchas, tenemos que distinguir entre lo urgente y lo importante.
Entendemos prioritario garantizar la seguridad y protección de aquellas mujeres cuya situación requiere de una respuesta institucional eficaz e inmediata, ya que tanto su integridad física como la psicológica, que no se nos olvide, están en peligro.
No vamos ni queremos polemizar sobre esta cuestión. Pero entendemos que cualquier medida que se tome en este sentido debe tener en cuenta, en primer lugar, la voluntad de la mujer amenazada para evitar que las medidas de protección sean percibidas como un doble castigo. Y en segundo lugar, la necesaria incidencia directa en quienes tengan que cumplir órdenes de alejamiento para garantizar que lo hacen y que su incumplimiento, además de convertirse en "misión imposible", en ningún caso les va a salir gratis. Para conseguirlo se hace necesario intensificar su vigilancia policial o, en todo caso, que sus movimientos y localización estén controlados y pueda producirse una respuesta inmediata en caso de que estén vulnerando órdenes judiciales.
Sin lugar a dudas, se tienen que habilitar recursos económicos suficientes para poder disponer de los mejores, más avanzados y adecuados dispositivos de seguridad, teléfonos, pulseras localizadoras, etc. En este sentido, y a nuestro pesar, no podemos ser muy optimistas teniendo en cuenta que en el debate presupuestario celebrado recientemente en el Parlamento vasco, una enmienda para incrementar esta dotación planteada por nuestro Grupo ha recibido el no por respuesta.
En el mismo sentido, nos parece urgente reforzar con más medios los Servicios de Atención a Víctimas de Violencia de Género presentes en las sedes judiciales de los tres territorios. Es absolutamente necesario impulsar estos recursos orientadores de atención directa, ofreciendo otras posibilidades de atención para acompañar a estas mujeres que dan el paso de denunciar su situación en el tortuoso camino que les espera. Asimismo es imprescindible dotar con más recursos humanos y formativos a los equipos de la Er-tzaintza y de la Policía Local que se dedican a estas tareas, impulsando todo tipo de acuerdos y protocolos de colaboración que posibiliten una mejor y más eficaz acción policial.
En lo que se refiere al ámbito institucional, entendemos que deben reforzarse todos los espacios de colaboración existentes para ganar, también, en eficacia y eficiencia. Ayuntamientos, diputaciones forales, Gobierno vasco, Parlamento y Poder Judicial tenemos que seguir profundizando en esta colaboración ya que, sin lugar a dudas, esto dará sus frutos.
La sociedad vasca, a pesar de lo que dicen algunos dirigentes políticos del actual Gobierno socialista de Patxi López, no está ni ha estado anestesiada nunca a la hora de levantar su voz y responder con su compromiso a cualquier vulneración de los Derechos Humanos, eso sí, vengan estas vulneraciones de donde vengan. Por eso, esta sociedad vasca, madura y comprometida, nos reclama y nos exige soluciones adecuadas para conseguir acabar definitivamente con el que, posiblemente, va a ser, en los próximos años, el fenómeno violento que va a suscitar más indignación y el que va a requerir más dedicación.
No defraudemos a la sociedad a la que representamos. No defraudemos a todas aquellas mujeres que sufren diariamente el terror de sentirse amenazadas. Pero, sobre todo, no defraudemos la memoria de Cristina y de su compañero, últimas víctimas en Euskadi de la violencia de género, y a todas las mujeres que han sido asesinadas por esta causa.