LA manipulación, cual photoshop virtual o incluso cual celofán coloreador, en su sentido más amplio, es un proceso, un tipo de influencia en el comportamiento social que se manifiesta en forma más o menos subrepticia, escondida, detrás de otras manifestaciones que tienen la función específica de ocultar la finalidad real que persiguen los persuasores, y que es la de crear una disposición difusa a aceptar positiva o negativamente ciertos mensajes. La manipulación es un fenómeno cuya individualización presenta dificultades serias porque actúa enmascarándose a través de manifestaciones que frecuentemente en la apariencia no tiene la finalidad de modificar actitudes y las conductas sociales. La manipulación informativa -confundir información con opinión- se vehicula a través de la sofistificación de las noticias y de la poderosa elaboración de los mensajes persuasivos dirigida a la creación de apoyos de colectivos alrededor de los valores y de las ideas que el poder político consideran funcionales a la existencia y al desarrollo del sistema. En sentido estricto, la manipulación política hace alusión al proceso central que precede a toda decisión en lo político: la formación de la opinión y de la voluntad, y viene determinada por la influencia a través de los medios de comunicación de masas. Así -también en Euskadi- las informaciones y los comentarios en prensa, radio y televisión con su específica configuración del lenguaje y de la imagen, informan, enriquecen, atontan, despiertan contradicciones, apartan estereotipos, movilizan, alegran, agobian, asustan, en resumen: en la presentación de noticias y comentarios se cumple en el ciudadano en forma de reacción una clasificación consciente o inconsciente de esas informaciones en un esquema intelectual previamente configurado, un enjuiciamiento valorativo de acuerdo con las representaciones al uso.
Retorcer la realidad es un tipo de influencia en el comportamiento social que se manifiesta en forma más o menos subrepticia, siempre disimulada, y que tiene la función específica de ocultar la finalidad real que se persigue, y que es la de crear una disposición difusa a aceptar ciertos mensajes. Y es lo que ocurre aquí en la Euskadi del 2010 desde la llegada del llamado "gobierno del cambio" de Patxi López. Manipular la realidad suele consistir en, basándose en espejismos, actuar enmascarándose a través de manifestaciones que frecuentemente, y en la apariencia, no tienen la finalidad de modificar actitudes ni las conductas sociales. Forcejear la información -es decir, confundir información con opinión- se vehicula a través de la elaboración de mensajes persuasivos dirigidos a la creación de apoyos de colectivos alrededor de los valores y de las ideas que los poderes políticos del momento consideran funcionales al desarrollo de sus intereses. Manipulación es apelar a la veracidad informativa y caer en el mayor descaro mediático conocido desde la transición política.
Manipulación es decir una y otra vez que se defiende el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika como punto de encuentro de todos los vascos mientras se niega de facto su desarrollo íntegro y leal, se hace de él una lectura parcial, partidista e incompleta, se le da por concluido, se impide que se complete a lo largo de treinta largos años e intenta vaciarlo a posteriori mediante Leyes Orgánicas asumiendo el espíritu de la LOAPA. Y cuando el PNV consigue, por la agonía del gobierno de Zapatero, las transferencias pendientes tener el tupé de decir que lo ha sido con, y gracias a, un lehendakari socialista. Forzar la realidad es afirmar que en democracia todas las ideas son legítimas y defendibles por medios pacíficos, e inmediatamente después, al cambiar las circunstancias del momento, mezclar el nacionalismo con el sectarismo, lo inconstitucional, lo sospechoso, lo retrógrado y la exclusión.
Forzar la realidad es cuestionar irresponsablemente consensos básicos y pilares de integración de la sociedad vasca, es contraponer progreso, futuro, justicia, modernidad y bienestar colectivo, con nacionalismo vasco, es en definitiva aprovecharse de la desgraciada lacra y cruel violencia sectaria de ETA para hacer doblegar la rodilla a los deseos de mayor autogobierno. Hemos tenido que escuchar repetida y machaconamente expresiones como "cambio", "normalidad", "regeneración democrática", "nueva etapa para unir y cohesionar Euskadi", "acuerdo histórico al servicio de toda la ciudadanía", "fin de una etapa de confrontación y división, para entrar en otra etapa basada en la unión, diálogo, consenso y pluralidad" "oportunidad única", " ya no hay vascos de 1ª y 2ª", "es un acuerdo a favor de la libertad, de las instituciones vascas, del respeto a la legalidad", "populares y socialistas hemos llegado hasta aquí haciendo gala de la altura de miras que requería un momento tan histórico como el que estamos viviendo" etc...
Es más, el Gobierno del cambio de López, recién constituido, anunció solemnemente y como gran novedad compromisos basados precisamente en el supuesto incumplimiento por parte de los anteriores ejecutivos vascos respecto a conceptos básicos para la convivencia ciudadana como la libertad, la pluralidad, el respeto, la democracia, la enseñanza, el euskara, la libre información, la lucha contra ETA...
Es truco, al menos semántico, reunirse con el que no reconoces por sus siglas, mantener una ley y al considerarte dueño y señor de ella saltártela cuando te parezca. Manipulación, forcejeo descarado de la realidad y falta a la verdad respecto a gobiernos y etapas anteriores es manifestar que hasta la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza la sociedad vasca ha estado anestesiada en el tema de ETA. Es mantener en la tribuna del Parlamento Vasco que pronunciarse sobre las declaraciones de Felipe González con respecto a voladuras de la cúpula de ETA es regocijarse en el pasado y por ende dar la callada por respuesta. Es manifestar, con tono de indignidad contenida, que el objetivo último del PNV es quitarle a él, a Patxi López, de Ajuria Enea pactando con quien sea? y lo dice quien mintiendo en campaña, pactó con el PP para llegar a donde está. ¿Por cierto, es que rezuma normalidad alguna la actual composición del Parlamento Vasco? ¿Y qué hay del flagrante incumplimiento del calendario legislativo del Gobierno escudándose en un optimismo mal calculado del novato? ¿Dónde quedan entonces las reiteradamente publicitadas "verdaderas preocupaciones de los ciudadanos"?
En fin. Y sea normal o no, la cuestión vasca sigue pendiente, el déficit de encaje de lo vasco en lo constitucional español persiste. Y negarlo es retorcer la realidad y un espejismo. Al mismo Pinotxo le crecería la nariz delante de su padre y carpintero Gepeto.
Frente a quienes desde el PPSOE vasco predican tanto "cambio", irreversible dicen, sacan pecho, muestran musculito progre y se inclinan a retorcer la realidad mediante photoshop y/o celofán rosita de todo a cien, nos toca jugar, apostar y acertar de nuevo con el corazón caliente, con audacia y con inteligencia? pero también con la cabeza muy, muy, fría. A lo nuestro.