A la consejera Urgell se le acaba el año y está queriendo pasar del negro al blanco a una velocidad supersónica. El pasado 3 diciembre, viernes, víspera del macropuente festivo que truncaron los controladores, me encontraba ya cerrando el ordenador cuando recibí un mensaje inesperado. Se trataba de un e-mail de la secretaria de la consejera de cultura que me anunciaba la convocatoria del Consejo Vasco de Cultura para el lunes día 13 de diciembre a las 11.00 horas. No lo dudé y reservé la fecha. Era todo un acontecimiento y no quería perderme la presentación del CaCaCareado Contrato Ciudadano por las Culturas (CCC). Decidí hacer tabula rasa, olvidar algunos detalles o menudencias administrativas de las que imagino no puede ocuparse toda una consejera y bloqueé mi agenda para el lunes.
Entre los detalles que decidí olvidar, el primero fue que el e-mail de su secretaria remitía un virus en lugar de la documentación relativa al Consejo. Segundo, decidí olvidar que la consejera estaba obligada por Decreto a convocar este Consejo dos veces al año y no una vez cada dos años. Tercero, que los miembros del anterior Consejo se habían enterado por los medios de que ya no se contaba con ellos, sin haberles convocado ni una sola vez. Cuarto, que las instituciones que compartimos el Consejo con el Gobierno vasco nos habíamos enterado por los medios de quiénes eran los nuevos consejeros. Y quinto, lo más importante de todo, decidí olvidar que la elección de los nuevos miembros del Consejo no correspondía a la consejera sino a las "Entidades y Organismos más representativos de la Cultura", pero que la voluntad colectiva de éstas fue sustituida por el designio individual de aquella.
Todo esto establece el Decreto del Consejo Vasco de la Cultura que acabé recibiendo tras el puente de los controladores. Y todo esto se había saltado la consejera de cultura. Pero, como digo, decidí olvidarlo todo, reservé la fecha y me dispuse a preparar la reunión.
Lo primero que agradecí fue que el Consejo se convocara en la sede del museo Guggenheim. Me pareció insólito, porque hace un año la consejera había calificado como "pazguato y alicorto" el vínculo entre desarrollo cultural y progreso económico que simboliza el Guggenheim, pero interpreté el lugar elegido como un buen indicio, y decidí olvidar las minucias.
Reservado el día, la hora y el lugar, pasé a repasar el orden del día. Me congratulé de que se hubiera tenido la deferencia de invitar al "Consell Nacional de la Cultura i de les Arts" de Catalunya. Un honor para una región o comunidad autónoma o "colectivo de ciudadanos" como nosotros, recibir al representante de todo un Consejo Nacional. Ya que la consejera le ha invitado, podría también copiarle el nombre.
El siguiente punto del orden del día versaba sobre la presentación de las funciones a desempeñar por nuestro Consejo. Aquí nos encontrábamos ya con un pequeñísimo problema, porque una de las funciones era la aprobación de la memoria que debería de haber aprobado previamente la Comisión interinstitucional.
El problema es que ésta se había reunido el mes de julio, y en tan corto espacio de tiempo, sólo cinco meses, a la consejera no le había dado tiempo a remitirnos el acta. Es normal, una persona que está todo el día firmando Contratos personales con los Ciudadanos para el impulso de todas las Culturas mundiales, no dispone de mucho tiempo para redactar el acta de una reunión de trámite con instituciones menores como las Diputaciones Forales o los Ayuntamientos.
Como ya he indicado, todo lo anterior son menudencias administrativas, formalismos y detalles menores que se le pueden escapar a cualquier persona que lleva tan poco tiempo en el Gobierno. Hay que pensar que año y medio no es nada para la ingente labor histórica que debe acometer el actual Gobierno vasco, muy especialmente en el campo de la reculturización ciudadana.
Centrémonos en lo importante, que es el CCC, y analicemos la propuesta que nos plantea el Gobierno en la documentación que nos remite para la reunión. Tengo que reconocer que su lectura es sugerente, porque propone por ejemplo dos iniciativas legislativas de gran alcance, como son la "Ley de acceso a la cultura" o la "Ley de mecenazgo y patrocinio". Interesante. El pequeñísimo inconveniente es que la consejera no ha incluido estos dos proyectos en el calendario legislativo del Gobierno y claro, como de las 24 leyes previstas para este año sólo se han aprobado 3, y el resto se han aplazado ya hasta el segundo semestre del año que viene, no quiero ni pensar en qué semestre de qué año se podrían aprobar estas leyes de Urgell. Y eso contando a partir del momento en que recuerde que tiene que incluirlas en el calendario, algo que todavía sigue sin hacer.
Leí en la documentación, también con agrado, que el departamento Urgell iba a "conseguir una financiación adicional para la cultura" de otros seis departamentos del propio Gobierno vasco. Y para que quedara claro se citaban los seis departamentos uno a uno. Todos ellos unidos al propio sumaban siete departamentos aportando una "financiación adicional para la cultura". Muy interesante. Lástima que hayamos conocido un pequeño detalle. Y es que ninguno de ellos, ni siquiera el propio, ha consignado ni una sola partida adicional en el presupuesto que acaban de pactar con el PP para el año 2011. Y no sólo eso, el Gobierno no ha admitido ni una sola de las enmiendas presentadas por la oposición para ampliar el exiguo presupuesto de cultura. Esta es la realidad, y espero que la consejera Urgell no vuelva a utilizar el calificativo de "mezquino" para descalificar a quien esto suscribe, tal y como hizo hace menos de un mes cuando anticipamos lo que iba a ocurrir y ha acabado ocurriendo. Entiendo que aquello pudo deberse a un acaloramiento momentáneo, en un momento en el que todavía confiaba en conseguir la deseada financiación adicional con la que definitivamente ahora ya sabe que no va a contar.
El lunes 13 se celebró el Consejo Vasco de la Cultura en el incomparable marco del museo Guggenheim. Esa misma mañana, la consejera quiso darnos la bienvenida con unas declaraciones públicas en las que denostaba el anterior Plan por "ideológico" y pretendía ridiculizarlo con enigmáticos símiles con "parques temáticos". En cuanto al contenido de la reunión, el Gobierno ha abierto el enésimo plazo para recibir aportaciones, con la vaga promesa de volver a convocar el plenario para el año que viene, de forma que, por fin, pueda aprobar el ansiado CCC. Miro el calendario y confirmo que para cuando este nuevo plan pueda llegar a tener algún efecto práctico presupuestario nos encontraremos ya en el año 2012... avanzado.
En cualquier caso, parece que la convocatoria del Consejo Vasco de la Cultura ha animado a Urgell a retomar el trabajo pendiente. Este jueves ha reunido al Patronato de HABE tras enviar cuatro días antes una convocatoria urgente por fax, todo un alarde retrotecnológico. No está nada mal tras año y medio de espera y después de haber cambiado ya en dos ocasiones al director general. Cualquier día de estos nos sorprende y convoca el Consejo del Instituto Etxepare y de paso nos presenta a la nueva directora. E incluso puede que convoque el Consejo Asesor del Euskera.
En resumidas cuentas y por sintetizar lo relatado, la consejera Blanca Urgell llegó al Gobierno y fulminó el Plan Vasco de la Cultura. Ha pasado año y medio y sigue elaborando la alternativa CCC, lo que en el mejor de los casos podrá tener algún efecto dentro de otro año y medio. La consejera tiene razón, Euskadi era un "parque temático de la cultura" y esto no podía ser. Ella ha llegado y ha resuelto el problema: ha paralizado la cultura y se acabó el parque.