EN la actualidad, la sociedad se enfrenta ante el difícil reto de sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, tratar de generar empleos estables y de fomentar un desarrollo socio-económico, a la vez que reducir el impacto ambiental negativo de los procesos productivos, de movilidad y logística.
En palabras del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, "para lograr un futuro sostenible, debemos mirar más allá del corto plazo. (?) Este es el propósito de Europa 2020". Esta declaración de voluntades se recoge en la estrategia de la Unión Europea para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador teniendo como escenario futuro el año 2020.
La comprensión del futuro crecimiento de Europa desde una conjunción de inteligencia, sostenibilidad e integración, recoge la relevancia de que nuestra economía esté basada en el conocimiento y la innovación, un uso más eficaz de los recursos (siendo más verde y competitiva) y un alto nivel de ocupación laboral.
Indudablemente, ¿quién podría resistirse al cóctel de conocimiento, sostenibilidad y empleo? Este afán u objetivo de desarrollo, se corresponde al SIC (Sostenibilidad, Innovación, Competitividad) de las empresas ambientales de Euskadi Asociadas a ACLIMA, esto es, la búsqueda de la competitividad con una visión sostenible y una acción innovadora.
Si en todos los sectores empresariales es de una gran importancia, aunque en ocasiones de forma velada, en el ámbito de las empresas del medio ambiente adquiere una relevancia extrema por el carácter dual de este sector, al ser oferta y demanda simultáneamente.
Por un lado, las empresas del medio ambiente configuran la oferta de productos y servicios, no sólo amigables con el medio ambiente sino grandes optimizadores de recursos y potenciadores de productividad, eficiencia/ahorro y valores diferenciales. El cambio climático, la explotación exacerbada de recursos y el creciente aumento de población mundial, implica la adopción de medidas drásticas en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo a las empresas. Una fuerte dependencia con respecto a los combustibles fósiles, como el petróleo, y el uso ineficaz de las materias primas, supone un cambio radical de nuestra sociedad y sistema productivo.
Por otro lado, la propia naturaleza de la oferta de empresas del medio ambiente tiene un carácter pionero capaz de alumbrar nuevos caminos y promover oportunidades de negocio sin que existan necesariamente precedentes. Es por ello que estas empresas tomaron medidas con el acompañamiento de la acción gubernamental.
Y, por último, ellas mismas han de ser coherentes en su funcionamiento con los postulados de la sostenibilidad; en su producción, estructura y gestión empresarial.
Como se puede observar, no son pocos los retos y, por lo tanto, las empresas pueden verse en la necesidad de abogar por políticas concretas para que se entiendan los cambios en el entorno competitivo que conlleva la necesidad de avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible.
El sector de la ecoindustria europea creó 3,4 millones de empleos en 2008, con una facturación de 300.000 millones de euros y una tasa de crecimiento anual de 8 %. La contribución de la ecoindustria es clave en la Estrategia UE 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador; es decir, en la clave SIC antes apuntada.
Sin embargo, tras fuertes apuestas estratégicas de país, y de inversiones, dos tercios del mercado lo copan los alemanes y franceses, quedándonos el resto rezagados. Es por ello que las empresas del medio ambiente de Euskadi están haciendo un esfuerzo importante por comprender y transmitir los desafíos que afrontamos, analizando cómo afectan a nuestros sectores de actividad y a nuestras empresas en particular y, asimismo, encontrando oportunidades de negocio que se traduzcan en estrategias de negocio, orientándolas hacia las oportunidades que hayamos identificado.
Los pasos que se están dando en Europa y que nos pueden servir como referencia a seguir, se recogen en un estudio encomendado por la Dirección General de Empresa e Industria de la UE, del 22 de octubre de 2009, sobre la competitividad de la ecoindustria europea que analiza la salud del sector y recomienda una serie de acciones políticas para mantener el liderazgo mundial. Primero, se quiere mejorar la observación estadística del sector ya que la información cuantitativa actual resulta insuficiente. Segundo, se está asegurando que el sector de la ecoindustria también se beneficie del Plan de Acción sobre Consumo y Producción Sostenibles y una Política Industrial Sostenible. Tercero, se está aplicando uniformemente directivas, normas y procedimientos de certificación en el mercado interior. Cuarto, y como continuidad del anterior, se están introduciendo normas técnicas y criterios de rendimiento funcional en toda la UE para reducir las cargas administrativas ya que éstas pueden suponer un freno a la competitividad empresarial. Quinto, se está apostando por crear un mercado laboral cualificado a través de programas de formación, aprendizaje permanente y afluencia de trabajadores altamente preparados procedentes de países no pertenecientes a la UE. Sexto, se quiere garantizar la igualdad de acceso a información entre la ecoindustria, sus clientes y sus proveedores. Séptimo, se está fomentando y apoyando la ecoinnovación e I+D a través de la promoción de Programas de fomento de Tecnologías Ambientales Avanzadas y del Séptimo Programa Marco de Investigación (7PM). Octavo, se está apostando por mantener los sistemas de financiación para I+D+i en el sector ecoindustrial. Y, por último, se quiere armonizar y fomentar la compra pública verde. Todo ello, sumado al espíritu emprendedor de las empresas vascas, es lo que permitirá que aprovechemos esta ola de competitividad sostenible que ya nos ha llegado.