LOS cuatro últimos años del lehendakari Ibarretxe, escuchábamos constantemente, prácticamente repitiendo un rosario todos los días, jo ta ke decimos en euskera, a los socialistas y a los populares lemas sobre la gestión, nefasta según ellos, que realizaba el anterior Gobierno vasco. Insinuaban que era un gobierno frentista y reivindicativo, que sólo pensaba en autogobierno y que dejaba de lado la administración. Curioso si tenemos en cuenta el primer año de gobierno del cambio, con un lehendakari, que confunde construir barcos para transporte e instalación de aerogeneradores marinos, es decir, industria naval, con la fabricación de los propios aerogeneradores.
Y si era eso lo que le tocaba escuchar al lehendakari, no quiero imaginarme los dolores de cabeza que debía soportar la vicelehendakari Zenarruzabeitia. No sólo le tocaba atender el mantra popular-socialista, sino además el tantra de muchos compañeros de militancia, con experiencia o no en la economía de Euskadi. Ésos que se quejaban de su férreo control de las cuentas públicas y de su falta de generosidad o alegría en el gasto.
En una época que muchos consideraban de excepcional bonanza no se entendía que las soluciones que pasaban por habilitar mas créditos presupuestarios y aumentar partidas no se facilitasen. No se pensaba que la bonanza podía acabar, nadie preveía que el aumento continuo de ingresos y del Producto Interior Bruto (PIB) podía tocar techo y mucho menos que las líneas del gráfico podían llegar a torcerse en descenso.
Tuvo que aguantar carros y carretas y mantener una política no muy popular de férreo control de gasto corriente, déficit y deuda, y apostar por no sumarse a las corrientes económicas de mentalidad Polaris world o Marina D"or ciudad de vacaciones. Como bien decía el lehendakari, uno puede endeudarse para remodelar la cocina, pero no para llenar la nevera.
Y cuando las maduras han pasado y las duras están encima repartiendo collejas, los ajenos del nuevo gobierno del cambio reconocen que el gobierno Ibarretxe gestionaba... y gestionaba muy bien. Solo les falta publicarlo en los medios de prensa oficiales. Y los cercanos proclamamos ahora con orgullo que en su momento supimos hacer los deberes aunque lo correcto sería decir que cierta maestra dura pero sabia nos hizo hacer los deberes a tiempo y que, aunque a veces los hicimos a regañadientes y mirando con recelo a la tutora, este es el momento de darle las gracias y el ramo de flores que se merece.
EAJ/PNV y sus dirigentes apostaron por una economía productiva, decidieron que la dedicación al sector terciario estaba bien pero que no podemos pensar en un país solo de camareros sino también de torneros, y que con los dineros públicos, alegrías pocas y responsabilidad a ultranza. Al fin y al cabo, no se puede olvidar la tradición industrial e innovadora de un país de ferrones.
Hoy, pese a la dura situación que estamos viviendo, vemos que nuestro país esta mucho mejor que otros, que nuestra deuda esta controlada, que nuestro desempleo es similar al de los demás europeos, y podemos proclamar orgullosos que hicimos los deberes. No está de más por lo tanto, reconocer la labor dura de quienes se esforzaron en que fuese posible: Nahiz eta lehen ulertu ez, zorionak Idoia.