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Rojo sobre blanco

Dale con el coste cero

Los borrones y las decisiones controvertidas o de cuestionable rentabilidad se imponen a los aciertos

Dale con el coste ceroATHLETIC CLUB

En la política de fichajes para la primera plantilla de los actuales dirigentes del Athletic, los borrones y las decisiones controvertidas o de cuestionable rentabilidad se imponen a los aciertos. Una tendencia que aconseja analizar con detenimiento cada operación que se acomete. Por lo que sea, han demostrado que no están finos a la hora de elegir.

Robert Navarro, nuevo jugador del AthleticAthletic Club

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Es sabido que el club, en la promoción de sus compras, concede gran importancia al argumento del coste cero; o sea, que no hay que abonar traspaso o cláusula, pero este no debería ser el principal aval, menos aún el único, para dar por buena una adquisición. Además, existe algún precedente demostrativo de que se trata de un aspecto relativamente fácil de tergiversar. No pagar al equipo de origen no necesariamente significa que el jugador reclutado sea un buen negocio. El caso de Ander Herrera resulta paradigmático en este sentido: percibía una de las fichas más elevadas del vestuario y su aporte en la competición resultó un auténtico fiasco. “Nos da mucho” repetían desde la institución hasta 24 horas antes de permitir su marcha, tras haberle renovado pese sus pobres estadísticas y el nulo peso que tuvo en el campo.

El dinero cuenta, cómo no, pero para dar por buena una adquisición no debería ser el motivo preferente, menos aún el único. Ningún criterio antecede al rendimiento, el encaje en la estructura, las necesidades en función de la posición que ocupa o la ausencia de alternativas con proyección en Lezama.

La apuesta por un futbolista que a los 23 años ha militado en tres conjuntos de élite, Real Sociedad, Cádiz y Mallorca, de quien puede afirmarse que no ha empatado con nadie, quizás acabe revelándose como un gran acierto, pero así de entrada, da que pensar. Cierto que en el filial donostiarra acumuló cifras estimables, siendo un mocoso también probó en el Mónaco, donde jugó un único partido, pero pasó desapercibido por los tres equipos citados.

Centrocampista de corte ofensivo, en su tarjeta de presentación constan ocho goles en 82 encuentros en Primera y solo en el Cádiz, que descendió ese año, logró una continuidad en las alineaciones. Puede actuar de interior, preferentemente por la derecha, y de enlace con el delantero; destaca por su técnica en la conducción, pero asimismo por la irregularidad, por carecer de un buen físico y por su relativa predisposición al trabajo sin balón. En fin, cuesta asociar el perfil de Robert Navarro al juego que practica el Athletic.

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¿Dónde sería ubicado y con qué probabilidades partiría para discutirles el sitio a los Williams o Berenguer? A expensas, claro, de la evolución de Djaló, si siguiese. ¿Vendría como recambio de Sancet, dado el reciente historial de lesiones de este? Y en esta hipótesis, uno se pregunta: ¿qué sucede con Canales, que ha empezado a asomar la cabeza? ¿Navarro es mejor? ¿Qué margen se le otorga entonces a un chico formado en la casa que se halla en mitad del tránsito del filial a Primera? ¿Para qué tanta historia en torno a la metodología y los progresos en Lezama si es más interesante pescar un futbolista sin relieve?

¿Coste cero? Bueno, o coste negativo si no cuaja y, encima, cierra el paso a gente con proyección, porque seguro que si viene cobrará religiosamente una ficha anual. Sin olvidar la existencia de la prima de fichaje, un dinero extra que el jugador recibe por traer en la maleta la carta de libertad. Ahora que si, como sugiere la rumorología y los globos sonda, la clave radica en que le representa Félix Tainta, el mismo agente que tiene en cartera a ocho jugadores del plantel, incluido, mira qué casualidad, un tal Nico Williams, pues nada. Pero, por favor, a quien corresponda: no nos venda la moto de que Robert Navarro es un refuerzo de garantías y a coste cero.