LAS plantillas suelen rondar las 25 fichas, número que permite contar con un par de jugadores por puesto. La versatilidad de algunos junto a la existencia de un filial, si se da el caso, contribuyen además a paliar las necesidades provocadas por las lesiones. Hasta aquí, a grandes rasgos, la pauta que guía el diseño de un equipo. A veces se dan situaciones extrañas. Hace dos años, por ejemplo, el Athletic tuvo cuatro laterales derechos específicos. El excedente supuso que uno de ellos (Capa) solo interviniese tres minutos.

El miércoles, Yeray pasaba por el quirófano e iniciaba la cuenta atrás para su reaparición, que se calcula dentro de dos o tres meses. Atendiendo a los datos del mejor central en la actual nómina, puede afirmarse que en realidad su ausencia comenzó con la temporada. Solo ha jugado 183 minutos repartidos en cinco partidos, uno completo. Antes del verano ya fue sometido a otra operación, por motivos que guardan relación con la dolencia que hoy le mantiene en el dique seco. En su ausencia los alineados han sido Vivian y Paredes, los otros centrales específicos del grupo.

No es la primera ocasión en que el Athletic encara una campaña con tres piezas para cubrir esos dos puestos. Ocurrió con Gaizka Garitano en la 19-20 y en la 20-21. Entonces, Iñigo Martínez, Yeray y Nuñez acapararon todas las titularidades, salvo en tres citas en que se recurrió a Balenziaga. Sin duda, en dicho período la fortuna influyó en el altísimo índice de disponibilidad de este trío. Algo poco común. En la 20-21, el Athletic tenía en la recámara, cedido al Mirandés, a Vivian susceptible de regresar en el mercado invernal, opción que no se ejecutó.

Con Marcelino (21-22) la nómina de centrales reunió a Iñigo, Yeray, Nuñez y Vivian. El año pasado con Valverde repitieron Iñigo, Yeray y Vivian, con Paredes en el lugar de Nuñez, que salió cedido al Celta, donde es fijo desde su llegada en julio de 2022. A la conclusión de la temporada 22-23 se confirmó la marcha de Iñigo Martínez al Barcelona. Apuntar que este, aparte del liderazgo que ejercía en el equipo, fue el central que más partidos acumuló desde que vino de la Real, pese a que por problemas físicos solo sumase 18 el año de Valverde.

La pérdida de un hombre básico disparó la rumorología. Antes de que hiciera las maletas aparecieron nombres de posibles sustitutos, ninguno asequible para la economía del club. Ello no fue impedimento para que la directiva alimentase sin fundamento una expectativa en torno a Aymeric Laporte, nada más y nada menos. La conveniencia de adquirir un central contrastado estuvo pues revoloteando durante meses, cuando lo cierto es que los responsables no acometieron nada que pudiese catalogarse como una operación. El respetuoso y reiterado desmarque público de Laporte así lo certificó.

Por supuesto, tampoco se planteó la repesca de Nuñez. Dicen que a Valverde no le gusta y la directiva confía en rentabilizar su estancia en Vigo, para lo cual el club gallego lo cogería en propiedad abonando siete millones el próximo junio.

La cuestión es que a una mala planificación se le ha agregado un contratiempo muy serio. Se dirá que no cabía predecirlo, pero sí al menos prevenirlo a partir de la trayectoria reciente de Yeray. Con él fuera de combate tanto tiempo, resulta imposible sustraerse a la sensación de fragilidad que transmite la línea defensiva. El sombrío panorama se acentúa al no percibirse siquiera la existencia de una medida paliativa que sugiera unas mínimas garantías.

Vivian y Paredes están abocados a jugarlo todo hasta… Y el entrenador puede ir encendiendo una vela para que ambos se mantengan enteros. Mentar a Nolaskoain o Prados como alternativas, no se aguanta. El primero, con la baja médica hasta ahora, se siente centrocampista y el segundo lo es seguro, aunque probase de central en Segunda y en una zaga de cinco. Valverde tampoco ha tenido reparos en señalar a Yuri, que nunca ha desempeñado tal función. Y no se vislumbra un remiendo en el filial. Egiluz ha figurado en tres convocatorias, pero ni ha debutado.