NADA nuevo bajo el sol, ni pretensiones de que sucediera lo contrario, en realidad. Más que nada por tratarse de la primera toma de contacto con el fútbol, un ensayo para soltar las piernas al margen de la monotonía de las sesiones dobles con temperatura incómoda de las semanas previas. La típica cita que suele discurrir por derroteros discretos: ni los futbolistas están para mayores trotes, ni el sistema de repartir minutos entre el mayor número de gente favorecen un espectáculo sugestivo. El objetivo va de ir sumando minutos y confiar en que no haya incidencias desagradables, en espera de que las siguientes citas aporten algo de luz.

En este caso, el hecho de que el triangular inaugurase otra etapa, con entrenador nuevo al mando, asomaba como aliciente extra, aunque sin que ello fuese necesariamente a brindar una información significativa. Dejando a un lado el reflejo en el marcador de los cruces con Borussia y Duisburgo, por ser una cuestión intrascendente a estas alturas, anotar que Ernesto Valverde se ciñó a un guión sin sorpresas. Frente al conjunto más potente puso en liza un bloque reconocible como titular en la medida de lo posible, toda vez que hay varios elementos sin rodaje o que acusan limitaciones físicas. Y ante el rival más asequible escogió a un grupo donde predominaban teóricos suplentes.

Es prematuro establecer este tipo de diferenciaciones porque Valverde dispone de mucho tiempo para marcar la línea que separa a los habituales de quienes no lo son. Por la misma regla de tres, o sea porque es pronto, tampoco se deben extraer conclusiones sobre el dibujo táctico, un calco del que el Athletic empleó la última temporada con Marcelino García y del que solía ser del gusto de Gaizka Garitano. Línea de cuatro atrás, dos centrocampistas específicos y tres piezas ocupando todo el ancho del terreno por detrás del delantero. El 4-2-3-1 que con el discurrir de los años se ha convertido en una de las señas de identidad de este equipo. Asimismo debido a que fue una apuesta del propio Valverde un lustro atrás.

Quiere decirse que no puede hablarse de una línea continuista en el sentido de que el actual responsable cree en dicha fórmula, pese a que en el pasado no mostrase inconveniente en probar una distinta, algo más reconocible como un 4-3-3. Por otro lado, hay que valorar que la plantilla está acostumbrada a colocarse de esa manera sobre el terreno y no ha habido incorporaciones significativas que aconsejen una modificación.

Raúl García trata de conectar con el balón en el duelo frente al Duisburgo. BORJA GUERRERO

Acaso el lado curioso de asunto estribara en que Villalibre y Guruzeta, en teoría los dos arietes específicos del plantel, permaneciesen inéditos. Cero minutos, siendo Iñaki Williams y Raúl García quienes ejercieron de avanzadilla. El detalle a comentar fue que Muniain actuó de enganche, por la franja central y a su aire, que viene a ser lo normal, solo que ayer la banda izquierda dejó de ser su punto de salida, dado que ahí se ubicó Berenguer, mientras Nico Williams fue el extremo derecho. En el segundo turno, los aspectos posicionales a reseñar fueron que Nolaskoain hizo de central, que cabe que sea una medida circunstancial pues ni Iñigo Martínez ni Unai Nuñez se hallaban disponibles, este segundo recién cedido al Celta. Ver a Lekue en la banda izquierda y no a Balenziaga tampoco reclama mayores análisis. Sí debe subrayarse que Morcillo ocupase el ala derecha, no tanto por él sino porque el entrenador prefirió que Serrano jugase en la izquierda, de lo que se deduce que las opciones de Morcillo son escasas.

El Athletic se hizo acreedor a la victoria ante el Borussia, controló, mandó y generó de sobra para liquidar el duelo, pero aparecieron los defectos ya conocidos en la culminación. Un surtido de incursiones con centro al área sin rematador o porque no lo había o por la errónea dirección de los servicios. Así que la mejor oportunidad, de Vivian, nació en el balón parado y hubo que aguardar a la segunda mitad para ver una acción completa, para que Petxarroman templase con gusto y por fin se produjese la conexión que este tipo de lances demanda: llegada de Serrano a la espalda de la zaga y empalme a la red.