La primera toma de contacto del Athletic con el fútbol de verdad, ese que se aleja de los formalismos y las repeticiones continuas y extenuantes de los entrenamientos, aburridos en ocasiones hasta la saciedad; en definitiva, el que tiene lugar alrededor de un partido de fútbol, se salda con notable. Ha dejado buenas sensaciones el conjunto rojiblanco en su primer bolo veraniego, un triangular que le ha medido al Borussia Monchengladbach y al Duisburgo, el equipo local, uno de los fundadores de la Bundesliga y que en la actualidad pelea por resurgir desde el infierno de la 3.Bundesliga. Como les sucedió en 2018, los leones no han podido conquistar la Copa de las Tradiciones, aunque han hecho méritos más que de sobra para haber alzado el trofeo. Nunca está de más arrancar con victoria, pero a estas alturas son bastante más importantes las sensaciones y la capacidad del equipo para asimilar las cargas de trabajo. Y en eso ha ofrecido una nota alta el Athletic.

Puede estar contento Ernesto Valverde por la imagen ofrecida por sus pupilos en el siempre difícil estreno veraniego, en el que uno no sabe muy bien si viene o si va. De vuelta al sistema 1-4-2-3-1, ese que es seña de identidad de Txingurri, como lo fue el 1-4-4-2 en la reciente etapa de Marcelino García Toral, los bilbainos no han acusado una menor falta de ritmo que sus rivales, que encaran la recta final de sus pretemporadas, y se han mostrado muy superiores a ambos tanto en el juego con balón como sin él. Han brillado los Nicos, Williams y Serrano, este último autor del único tanto del Athletic en ambos choques, y solo un despiste de Lekue en el choque ante el Duisburgo, en el que se confió en exceso y permitió que Ajani rematara plácidamente para superar a Ander Iru de cabeza, impidió que los rojiblancos conquistaran la Copa de las Tradiciones.

Como cabía esperar, el técnico ha apostado por un once bastante reconocible ante el M’gladbach, uno que perfectamente podría ser el que iniciara la liga el próximo 15 de agosto frente al Mallorca y en el que solo faltaron Simón e Iñigo Martínez, el primero por lesión y el segundo por su falta de rodaje. Tampoco han participado en ninguno de los dos compromisos Villalibre, Guruzeta, Balenziaga, Capa, Malcom, Luis Bilbao y el portero Padilla. Nada que deba entenderse como un toque de atención, pues no ha habido tiempo para todos.

Entre las distintas probaturas del primer choque, se pudo ver a Iñaki Williams en punta, si bien está por ver si terminará actuando ahí a lo largo de la temporada, y a Muniain por detrás, en la media punta, posición en la que ya le usó el técnico en su etapa previa en Bilbao y que es donde mejor se mueve. Participativo, ofreciéndose continuamente, una fea entrada de Itakura le pudo dejar fuera de combate a los 20 minutos. Pero se rehízo y terminó el choque.

Falta de puntería

En ese encuentro, al Athletic le ha penalizado su falta de puntería. Nico Williams, su hermano Iñaki y Vivian, este con dos remates de cabeza que se estrellaron en el guardameta Sippel, desperdiciaron clarísimas opciones de gol, un hecho que recordó a épocas recientes, sin ir más lejos al pasado curso, en el que la falta de puntería penalizó al equipo en muchas ocasiones. Por suerte, el de este domingo no ha sido más que el primer partido veraniego y aún queda mucho trabajo por delante.

Algo más atinados se han mostrado los leones en el choque frente al Duisburgo. Valverde puso en liza un once totalmente diferente, plagado de futbolistas que sobre el papel parten en desventaja con respecto a los teóricos titulares y en el que los hombres de banda, con mención especial al atino de Nico Serrano y la insistencia de Jon Morcillo, volvieron a destacar.

Sancet se lamenta tras el gol encajado ante el Duisburgo. Borja Guerrero

Mantuvo la misma idea el equipo, con una presión más o menos ordenada y las ideas de juego bastante claras. Hubo más imprecisiones en la salida del balón que ante el Borussia Monchengladbach, pero nada que deba preocupar a estas alturas.

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Tras un par de buenos intentos de Morcillo, que hizo trabajar al portero, Nico Serrano envió al fondo de la red un gran centro de Petxarroman desde el costado diestro. Se gustó el joven extremo, muy trabajador e incisivo por banda.

Un despiste de Lekue, sin embargo, permitió el empate de los locales, que no inquietaron a Ander Iru más que en esa ocasión y en un penalti inventado de Paredes sobre el goleador. Con una buena estirada, el guardameta evitó la derrota del Athletic frente al Duisburgo, aunque el torneo fue a parar a manos del M’gladbach. Pese a ello, el conjunto rojiblanco ofreció muy buenas sensaciones en su puesta en largo. Un estreno positivo.