Hace tres minutos y medio estábamos metidos en casa, un hecho histórico, nadie se acuerda casi de aquello. La pandemia anticipaba un cambio en la sociedad para mejor, qué error. Creo que nadie tiene dudas de que lejos de mejorar, el asunto ha empeorado. La memoria ni es RAM ni es ROM, como en los ordenadores, en el ser humano directamente no existe. En fútbol, qué queréis que os cuente. Lo último es definitivo, para bien o para mal. Tengo que reconocer que empiezo a vivir como alguien ya mayor y a no comprender muchas de las cosas que pasan.
Independientemente de lo comentado y centrándonos en lo nuestro, la pelota, cada vez me asusta más la escasa valoración sobre algunos de nuestros futbolistas. Aún peor, antes incluso de que jueguen ya arrecian las críticas sobre ellos sin haber tenido contacto con la pelota. Esta moda que se está acentuando en los últimos tiempos tiene bastante que ver con la necesidad de encontrar muñecos de pimpampum que habitualmente suelen ser futbolistas con años en el club y que para el ojo de muchos están agotados.
En el Athletic dos nombres destacan sobre los demás, Lekue y Vesga. Ambos futbolistas no gozan del cariño de un sector amplio de la afición por lo visto en los comentarios que se vierten sobre todo en las redes sociales y grupos de WhatsApp. La inmensa mayoría de estas críticas son injustificadas y escasamente argumentadas. Sorprende además que hagan lo que hagan la culpa de casi todo pasa por ellos. Es gracioso cómo se habla de un Mikel Vesga lento. Yendo a los datos del partido se constata que recorre a mucha velocidad muchos metros, curiosamente más que su par, más joven. Pero para algunos es lento. Todavía recuerdo su segundo tiempo en La Cartuja, menos mal que Mikel entró en el campo.
El caso de Iñigo Lekue es también muy llamativo. Siempre preparado y con una actitud encomiable. El de Deusto es un seguro para cualquier míster. Esta temporada ha jugado recientemente ante Barcelona y Betis, ante Raphinha y Antony, casi nada. Evidentemente todos tienen que estar para cuando se les llame a jugar, pero estoy seguro de que estaremos de acuerdo en que si no juegas habitualmente todo es más complicado. Como decía al comienzo, alguno solo se acuerda de los fallos y nunca de los aciertos. Eso sí, solo en algunos casos. Para otros se pide paciencia permanente. Esto último es muy típico de los últimos tiempos. Solo pido una cosa, tengamos memoria, en el Athletic no nos lo podemos permitir.