ESO fue para Jon Uriarte y su Junta la Asamblea del pasado miércoles en el Euskalduna. Nada que ver con lo vivido en los años anteriores. La presión y, sobre todo, la oposición a cualquier planteamiento del grupo de Elizegi desapareció de golpe y porrazo en una jornada en la que el buen rollo y la aceptación de lo presentado dominó sobre todas las cosas.

La cita, primera del nuevo presidente, llegaba con ni tan siquiera cuatro meses en el cargo. Escaso margen para hacer grandes cambios o introducir novedades dignas de mención. Los compromisarios así lo entendieron y de ahí la respuesta afirmativa y la escasa réplica desde la tribuna de ruegos y preguntas. No me sorprende pero sí que me llama la atención. Son los mismos que no dejaban títere con cabeza hace pocas fechas.

La explicación económica fue brillante, fácil de entender y cero farragosa. Es de agradecer que el discurso del directivo al cargo fuese dirigido a una inmensa mayoría y no solo a licenciados en ciencias económicas y empresariales. Estamos acostumbrados a comernos unos truños enormes que, lejos de disipar dudas, generan aún más. El presidente también acertó al no extenderse en exceso y dejar a otros los sustancial del encuentro.

El sistema de votación, novedoso, dejó satisfecho al personal. Se acortan los tiempos y aunque hubo mucho que votar, se resolvió con acierto. Sobre el número de asistentes habrá que escribir otro día. Como dice un amigo mío, si te apuntas, es para ir.

Es emocionante volver a disfrutar de una masa social unida y con ganas de construir en torno al Athletic. Esto que nunca se debió perder es vital de cara al futuro que, tal y como se pinta, requerirá del esfuerzo colectivo. Uriarte y su Junta tienen el respaldo de los compromisarios que son quienes representan a un buen número de socios. El tiempo determinará sus aciertos y errores. Confío mucho en que serán más los primeros.