EL pasado 24 de junio vivimos una jornada para el recuerdo. En el escenario del nuevo San Mamés elegimos al nuevo presidente del Athletic y su junta directiva. La contienda electoral dio paso a las muestras de elegancia de los rivales de Jon Uriarte, chapeau para Iñaki Arechabaleta y Ricardo Barkala, además, todos celebramos la forma y el fondo en el traspaso de poderes dirigido por Aitor Elizegi. Transición, que sumada a los últimos logros de la legislatura anterior, que aparcaron el desgaste que para la entidad suponía el eterno debate sobre los Estatutos y la grada de animación, han permitido al club y a la nueva junta trabajar en un escenario de calma que se echaba de menos.

Hay que dejar trabajar a los que ahora mismo dirigen el club, porque en ellos hemos depositado la confianza

A primera vista, el equipo de Uriarte y Ernesto cuentan y deben contar con la confianza necesaria para dirigir el legado recibido, aplicando sus conocimientos y experiencia. Obviamente, queda mucho trabajo por delante. La parcela deportiva y económica en el Athletic son áreas donde cada temporada nos exigimos ser más y mejores, y en este club los recursos son finitos.

Toca Asamblea, el 26 de octubre, independientemente de que todos tienen el mismo papel delante de sus ojos, se interpretan esos datos de una manera u otra, si tienes nivel avanzado, eso que llevas ganado. Pero es un tema farragoso donde los haya. Normalmente las cuentas cuadran siempre para bien o para mal y la discrepancia se puede dar en la interpretación de algunas partidas. El patrimonio, la caja, y ahora las famosas provisiones suman lo mismo. Estaba y está en buenas manos.

La nueva grada ya da frutos y pertenece a todos, las pérdidas covid las sufrió con creces el anterior gobierno, pero entre todos, dando ejemplo, con la colaboración de los socios y la plantilla se superó esta etapa.

Si hay algo que me gusta de esta directiva es su buen talante a la hora de hablar de la gestión anterior, tanto en lo deportivo, social o económico. Desde su llegada en junio han sido varios los componentes de esta Junta, presidente incluido, que han puesto en valor diversas acciones y actividades de los anteriores. Esto llama la atención después de haber vivido tres años y medio con continuas muestras públicas de desaprobación ante cualquier iniciativa, votación, asamblea y similar por parte de quienes estuvieron en Ibaigane las anteriores dos legislaturas.

Si hay algo que me gusta de esta directiva es su buen talante a la hora de hablar de la gestión anterior, tanto en lo deportivo, social o económico

La paz social es necesaria en un equipo como el Athletic. Esa paz la genera un buen ambiente en el club y, sobre todo, confiar en quienes han sido elegidos democráticamente en las urnas. Hay que dejar trabajar a los que ahora mismo dirigen el club, porque en ellos hemos depositado la confianza. No comprendo quién, de inicio, pone en duda cualquier directriz que se marque. Las juntas directivas deben tomar decisiones y unas serán más acertadas que otras, pero el que está ahí las tiene que tomar.

En la primera Asamblea de Uriarte debe prevalecer el clima que el club ha recuperado. No encuentro normal ir a una asamblea con votos decididos sin escuchar a los dirigentes del club. Esta vez podemos votar sí a la gestión responsable de quienes superaron el covid y al presupuesto que pone la primera piedra de un gobierno lleno de ilusión por crecer y mejorar.

Si algo debe diferenciar a este club y sus socios es entender mejor que juntos somos más fuertes, y todos juntos votamos en las urnas un programa que venció y convenció a miles de votantes. No nos dividamos tan pronto, recuperemos estilo, hagamos de ese día una jornada positiva, un gran encuentro athleticzale.