La nueva ley antitabaco prohibirá fumar en terrazas de bares, conciertos y campus universitarios. El gobierno español acaba de aprobar un anteproyecto que amplía el veto al tabaco y aumenta los lugares en los que estará prohibido encender un cigarrillo o fumar un váper. Pero a estas alturas no es suficiente. Cuando voy al médico lo primero que me pregunta es si soy fumadora y la verdad es que no sé qué contestar, aunque nunca haya encendido un cigarrillo. Hace años, era totalmente habitual que las redacciones estuvieran llenas de humo, de cigarrillos entre montañas de papeles en carpetas amarillas y archivadores metálicos. Afortunadamente, aquella época ya ha pasado, pero sigo sin librarme del tabaco desde que salgo de casa hasta que regreso. La gente me echa el humo directamente en el semáforo, mientras ando por la calle, esperando al autobús... Al día es como si me hubiera fumado más de cinco cigarros. El nuevo camino de la regulación actual para luchar contra el tabaquismo debería ser ya todo el espacio público, y en este sentido algunas ciudades europeas, como Milán, han implementado ya una prohibición de fumar al aire libre, incluyendo calles y plazas, salvo en áreas donde se pueda mantener una distancia mínima de 10 metros respecto a otras personas. Esa sí es una buena ley antitabaco y no la que se pretende aprobar aquí, que vuelve a decepcionar a los no fumadores.
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