He decidido hacer frente al algoritmo que guía nuestras vidas. Y he decidido enfrentar de frente, como hacemos por aquí esas cosas de valientes. Ahí va. Me apasiona la ciencia ficción, pero leo ensayo y novela histórica. Los cómics me dan vidilla, aunque Marvel me parece una franquicia desquiciada. Me quemo con la cocina aunque admito que tiene un punto de cocción que hace que apasione, sobre todo cuando lo haces para tus seres queridos. Los libros, en papel, en un momento en el que mi colección de digitales ha crecido exponencialmente. No voy a meces ni a burguers de diseño. No compro por internet. Prefiero los comercios de cercanía a las grandes aglomeraciones (también comerciales). Me quedo con el cine en toda su grandeza antes que con las pequeñas habitaciones seriofilas. Me apasiona el Athletic al tiempo que soy un asiduo espectador del fútbol regional. La cerveza me parece una gran bebida aunque creo que el Rioja es una bendición de los dioses. Dicen que madrugar es sano, estimulante y productivo. Soy un eterno trasnochador. Prefiero ver un partido de pelota mano que un combate de ese boxeo tan de moda ahora donde todo está permitido. Intento vivir bajo una ética humanística que no esté influida por la estética. La realidad es que soy un paquete de contradicciones que, espero, obliguen a las IA a desistir de catalogarme y dejen de mandar anuncios personalizados. Solo deseo que el algoritmo esté ya desquiciado.