Reconozco que siempre he pensado que al metro de Bilbao le faltaban sus habitantes. Hace ya muchos años un compañero escribió una columna de opinión en la que expresaba su añoranza de músicos en las estaciones del suburbano de Bilbao.
Acostumbrados a los metropolitanos del resto de ciudades, no ya del Estado sino del mundo, el de Bilbao puede presumir, desde luego, de pulcritud. No hay tampoco un agobio acústico más allá del sonido de las conversaciones de los viajeros o las músicas de los móviles, que esas sí que molestan.
El metro de Bilbao es limpio y seguro, pero le falta vida. Lo decía entonces el columnista al que me refiero y con el que coincidía entonces. Sin embargo, pensé que con el tiempo, con la tralla de los años, las cosas cambiarían y que solo habría que esperar un tiempo para que se contagiara de lo que pasa en sus hermanos metropolitanos de todo el mundo. Lo cierto es que ya va camino de ser un treintañero y no ha envejecido. Se conserva bien, ha crecido pero se le ve poco viajado, a mi modo de entender.
Por eso me congratula la iniciativa que ahora han puesto en marcha. Desde el pasado viernes han abierto una página donde los grupos o bandas de cualquier estilo puedan inscribirse y entre los 300 que se admitan se elegirán los que toquen en las estaciones del metropolitano. Es una iniciativa de Kutxabank y Metro Bilbao que seguro dará vida y cultura al viajero. Porque un viaje es más que viajar.