Bilbao y Bizkaia se han convertido en plató de cine en los últimos tiempos, lo que ha dado pie a desarrollar más que la imaginación y no siempre en buena dirección. En seis meses se han producido dos atracos que bien podrían inspirar alguna miniserie. El último, ayer. Resulta que los atracadores estaban entraditos en años. Nada menos que 83 y 63 años. Tuvieron la mala suerte de que después de haber preparado la fechoría, un lunes, a las 8 de la mañana va y resulta que no había dinero. Total que tuvieron que salir por patas y al poco fueron detenidos y eso que uno llevaba una mascarilla y otro una capucha que les hacía irreconocibles a priori. Bromas aparte la cosa no tuvo más recorrido porque no hubo heridos, pero lo cierto que es que llevaban pistola y no eran primerizos. Y uno se pregunta si con 83 años lo del atraco es por necesidad o por aburrimiento porque la verdad no son edades. El otro atraco se produjo en abril. En aquel caso el atracador ataviado con una gabardina se hizo con un botín de 30.000 euros y para celebrar su hazaña se cogió un taxi hasta Santutxu. Este segundo individuo era generoso con lo ajeno porque al taxista en cuestión le dejó cien euros de propina. Luego está la historia del ladrón de coches en un garaje privado en Irala la semana pasada. En este caso el hombre para evitar ser detenido se hizo el dormido pero el polvo de la ropa le delató. Y es que para ser ladrón también hay que tener oficio.