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Mesa de redacción

Arantza Rodríguez

En la tele programan okupas

Los mandos de la tele tienen mucho peligro. Les aviso por si estas vacaciones les da por hacer zapping fuera de su plataforma de cabecera y se pegan un susto que ni si ficharan a Nico. Por ejemplo, algunas cadenas por las mañanas programan okupas. De esos que tiran por las ventanas, además de los calcetines como todo quisqui, bolsas de basura, destrozan a martillazos las puertas y los nervios de los vecinos y hacen sardinadas en el portal. Sin ser fiestas, digo. La cosa es que a los pobres reporteros les mandan a su felpudo -bueno, al del dueño del piso- a ponerles la alcachofa como si alguien que atormenta a una comunidad estuviera en su sano juicio. Luego ya si eso, cuando han largado de lo lindo, matiza el o la presentadora de turno sin despeinarse desde plató. Hasta seis minutos de entrevista contabilicé ayer a una okupa que decía haber visto un cadáver en otra vivienda y justificaba no haber llamado a la Policía porque no le dejaban los asistentes. Supongo que sociales. Una vez la despidieron, el conductor del espacio aclaró: “No me creo nada”. Que digo yo que si el testimonio, antes del directo, no tenía ni pies ni cabeza, podrían haberle dedicado ese tiempo a otra cosa, como al desorbitado precio de la vivienda, a las personas con problemas económicos y de salud mental, a la necesidad de acelerar los desalojos y acoger a quien lo necesite... Otro día le regalaron diez minutacos de pantalla a la okupa de un chalé. Advertidos quedan.