GUAU, se parece a mí. Tenemos la misma piel, el mismo pelo”. La actriz Halle Bailey encarna la nueva versión de La Sirenita y se ha sacudido los ataques racistas con una vuelta al calcetín: el orgullo por representar en la gran pantalla a un personaje que causa impacto en los niños. “Soy como ellos, ellos son como yo”, ha venido a decir la actriz de 23 años al interpretar bajo una piel que a algunos no les encaja. En el fútbol, ese lugar políticamente correcto y lleno de referencias para las nuevas generaciones, el paso lo ha dado la Fiscalía tras los ataques a Vinicius. “Acabemos con esto”, señala Iñaki Williams que de esto sabe un poco siendo la voz y las oportunidades a diferentes orígenes étnicos como garantía de que los roles y personajes no refuercen estereotipos dañinos. Tomar medidas enérgicas se impone ante los insultos, gestos ofensivos o cánticos racistas sin esperar a actos de violencia física. Y no solo ante la intensidad de la hostia que reciba cada negro o cada negra en un sitio donde creemos que no debe estar. Porque estas manifestaciones no solo nos demuestran que en el fútbol hay violencia, nos hablan de blancos que ejercen la ”violencia del fútbol” y que solo puede abordarse desde un enfoque integral: políticas claras, sanciones y la promoción de la diversidad junto a mucha educación. No se puede permitir que los mismos primitivos encumbren a héroes de todos los colores, los héroes suyos y de su color, claro, mientras atizan a la diferencia sobre las mismas gamas.

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