NO sé si el término estará extendido allende los cuatro montes de Bilbao, pero algunos adolescentes llaman unga-ungas a los especímenes humanos, “generalmente masculinos, que son machistas, homófobos, tienen ideas anticuadas y se comportan como si viviesen en la Edad Media a pesar de hacerlo en el siglo XXI. Los míticos que dicen pene y se ríen”. Vamos, lo que viene a ser un hombre de las cavernas de toda la vida, que para esa generación debe ser algo así como un energúmeno en un alojamiento sin wifi. Pues bien, en el Colegio Mayor Elías Ahuja de Madrid se les habían colado unos cuantos ejemplares. Su líder, que no sé si aprobará la carrera pero se ha ganado a pleno pulmón el título de Gestión y Dirección de Cromañones, gritó a las estudiantes de otro colegio mayor: “Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas, sois unas putas ninfómanas, os prometo que vais a follar todas en la capea”. Como hecho aislado, ya pone los pelos de punta. Si, terminado el aullido, lo secundan decenas de universitarios asomándose a las ventanas, es de por favor, por favor, que esté soñando o sea una fake news. Pero no. Es real como el machismo mismo. Condenable e intolerable. Solo superado por algunas de las destinatarias que dijeron no sentirse ofendidas. “Pobrecillos, es una tradición”, les excusaron. Pobrecillos de nosotros si alguno de ellos o de ellas llega algún día a gobernar.

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