L comentario salió en una conversación entre amigos: "Y si dentro de veinte años alguien de nosotros pregunta: ¿Os acordáis cuando no usábamos mascarilla?" El agorero recibió una reprimenda unánime: "Tu lo que eres es un gafe invacunable". Sí, de acuerdo, hay personas con tendencia a exagerar, pero casi siempre la caricatura recoge los rasgos esenciales que nos negamos a aceptar. Nadie sabe si esto va para largo o para muy largo, pese a que profetas investidos de supuesta sabiduría científica nos hacen su quiniela cada semana. Lo que sí parece evidente es que estos meses vividos y los que se adivinan por delante, van a cambiar muchos hábitos que pueden constituir el embrión de una revolución económica y social. Es posible, aunque los futurólogos no han sintonizado aún como es debido sus bolas de cristal, que al retirarse este tsunami vírico, nos queden efectos colaterales sobre la forma de trabajar, de estudiar, de relacionarnos, de vivir el ocio, la cultura, el deporte, el turismo... Quizá dentro de veinte años nadie preguntará si nos acordamos cuando vivíamos sin mascarilla, porque no viviremos con mascarilla, pero sí rememorará aquellos tiempos en los que nos juntábamos cincuenta mil personas en un estadio, diez mil en un concierto de rock, dos mil en una ópera, treinta en una despedida... o cuando salíamos de casa para ir a trabajar o a estudiar un máster... o cuando nos dábamos un fuerte abrazo y dos besos bien plantados... y ya no lo haremos, "por si acaso".