ENOS palmaditas y más medios. Es el grito en el cielo del personal sanitario que ha visto incrementar el dato de profesionales que ha dado positivo por covid-19 y denuncia escasez de mascarillas o que no son las adecuadas, insuficientes equipos de protección individual, medidas de seguridad deficientes y que no resulta fácil para el colectivo hacerse la prueba con la que comprobar si ha sido contagiado hasta que no presenta síntomas. Una clase tutorial de cómo enfundarse el traje de guerra, una carpeta repleta de protocolos y recomendaciones en el manejo de los pacientes y, eso sí, muchos ánimos. Esas son sus herramientas, al margen de su saber hacer. Porque en esto también hay clases. Altos cargos y allegados, realeza y deportistas de primera fila han irrumpido en los titulares tras hacerse el test y quizá la cifra de afectados en estas altas esferas se mutiplique porque ellos sí que pueden chequear sus síntomas en la sanidad privada. No solo los políticos asintomáticos han accedido a las pruebas por la vía rápida. En la rapiña de la desgracia, laboratorios privados las ofrecen por precios de hasta 400 euros. Entre tanta desafección, no sobran los aplausos a los dueños de las batas azules que cuidan de nuestras vidas y al personal que lo hace de nuestros mayores en esas residencias en que han quedado aislados cuando su antivirus es poder ver, oír y tocar a su gente. Estamos ya vacunados de espanto.

isantamaria@deia.eus