eL año 2019 ha pasado a mejor vida muy cerca del récord vasco de afiliación a la Seguridad Social. En diciembre, un total de 980.592 trabajadores cotizaban en Euskadi, una cifra que está a un suspiro del máximo de 982.935 afiliados que se registró en julio de 2008 y que durante más de una década ha sido una meta inalcanzable tras ser arrastrada por el aluvión de la crisis. Enero es tradicionalmente un mes complicado para el empleo por la volatilización de los puestos de trabajo que se generan de cara a la campaña navideña y el horizonte volverá a alejarse, pero lo cierto es que se ha recorrido gran parte del camino desandado durante las dos recesiones consecutivas que laminaron la economía vasca y, de hecho, el año pasado se cerró con la mayor cifra de cotizantes en un mes de diciembre en Euskadi. Dicho esto no hay que perder la perspectiva de que en las crisis a algunos les ocurre lo mismo que en los viajes interestelares: cuando el viajero despierta de la hibernación no puede recuperar el tiempo que ha estado en letargo y deja atrás gran parte de su vida. Carreras de cotización partidas por la mitad, prejubilaciones forzadas con una pensión demasiado ajustada, jóvenes obligados a aceptar empleos precarios incluso sin contrato, empresas que se han hundido llevándose por delante el patrimonio de sus propietarios... Son cuestiones que quedarán para siempre en el limbo, en un terreno perdido irrecuperable.