aLGUIEN dijo que la historia se repite. Y eso puede hacer pensar que los felices años 20 del siglo pasado, conocidos como los locos 20 en Estados Unidos, se repetirán en este, sin el abrupto final que puso fin hace noventa años a aquel periodo de entreguerras con el crac económico del 29, cuando la felicidad tornó en pobreza y abrió la puerta a todos los males que culminarían con la Segunda Guerra Mundial. Los actuales 20 tienen pinta de que van a ser bastante locos, dados los dirigentes que manejan los hilos del mundo en estos momentos. Desde el Donald Trump negacionista del cambio climático que nos puede achicharrar a todos si se pone a jugar a la guerra nuclear con el botón rojo, hasta el Boris Johnson que pretende llevar a Inglaterra a su época colonial, aislándola del resto de Europa, pero sin terrenos en ultramar. Eso sin olvidar a Vladimir Putin, invernando ahora en su palacio moscovita, siempre dispuesto a hacer valer su megalomanía, al igual que el norcoreano Kim Jong-un, al que tampoco parece importarle mucho las consecuencias que pueda tener su perenne enfado con el resto del mundo. Un póquer de mandatarios que ponen los pelos de punta al más templado. Ellos han elevado el populismo a sus más altas cotas de los últimos 75 años y son la semilla de los Vox y demás partidos similares. Su presencia en los parlamentos europeos no augura nada bueno. ¿Felices 20?

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