LO que nos faltaba. Hasta los ninis se jubilan. Porque el rey emérito se retira de la vida pública mañana, cinco años después de su abdicación. Y, para celebrarlo, como es tan campechano, se pegará una buena comida y después una corrida. Se lo merece. Ha estado esperando hasta los 81 años a cotizar lo suficiente para poder cobrar su pensión. Además, no ha tenido una vida fácil el bribón. Tanto festín, tanta tarde de toros a la intemperie, tantos aburridos conciertos, tantas señoras haciéndole el... besamanos. Con ese ajetreo, en los últimos tiempos estaba tan cascado que hasta a salir en las fotos le llamaba estar activo. Luce esa tez rojo republicano por lo que ha tenido que sufrir con tanta crítica y tanta crítica. Todo por un quítame de allí estas pajas; comisiones, cacerías, yernos y cuentas en Suiza. Desde el caso Nóos hasta las grabaciones de Villarejo en las que su amiga Corinna zu Sayn-Wittgenstein aseguraba que el monarca la usó como testaferro para ocultar propiedades en el extranjero, Juan Carlos I ha estado metido en fregados de categoría. Últimamente, su fotografía departiendo amigablemente con el príncipe heredero de Arabia Saudí, bin Salman, fue la puntilla. Lo bueno es que por lo menos ahora los safaris los verá solo por La 2 porque con muletas tiene complicado apuntar a un elefante. Esperemos que le quede una pensión digna y no le tengan que ayudar los hijos.

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