EN los departamentos de mercadotecnia de los partidos constitucionalistas andan de recortes: sus cuatro líderes han adoptado como latiguillo de hipercampaña “La España que quieres” y la verdad es que no difieren mucho. Invitarán a escoger, sumidos en la procesión mitinera que nos aguarda en Semana Santa, entre la “luminosa” de Sánchez, la del 155 de Casado, la ultracentralista de Rivera y la franquista de Abascal, aunque todas ellas confluyan en negar a las nacionalidades periféricas la tierra prometida a sus pueblos. Mientras el socialista vestirá el traje de mártir; la Santísima Trinidad de la derecha extrema venderá el dogma de la patria como su único Dios protagonizando en blanco y negro los papeles respectivos de Barrabás, Judas y Herodes. Tanto monta... Entre tanto, Iglesias orará en su particular Monte de los Olivos cómo ascender por asalto al cielo entre tantas tinieblas. Y si, a pocos kilómetros, los políticos soberanistas encarcelados rogarán por el milagro de la liberación en el monte Calvario del Supremo; desde el Jerusalén vasco se trabajará por ejercer un cordón sanitario contra los vendebiblias del racismo y la xenofobia. Dará igual que sea Viernes de Dolores, Sábado de Pasión o Domingo de Resurrección para llamar a la movilización y al mandamiento del voto. Y, para colmo, en los idus de mayo, cuando aún no nos hayamos recuperado de tanta flagelación, volverán a crucificarnos. ¡Vaya penitencia!

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