Presidente de la Liga española de Fútbol Profesional y, en calidad de tal, perceptor de un salario anual de 5,7 millones de euros: He leído en zigzag y con la ceja enarcada sus declaraciones en exclusiva al diario El Mundo. De entrada, se me escapa lo de la pomposa exclusividad para dejar unos entrecomillados más bien del montón. Cada respuesta era una biliosa diatriba contra ese invento de los clubes más ricos que llaman Superliga y que, según sus promotores, está lista para estrenarse el año que viene. A mí tampoco me gusta la vaina lo más mínimo, pero acabo de dar con un motivo a su favor. Según promete en el titular principal de la pieza, “Si la Superliga sale adelante yo dimito porque el fútbol iría a la catástrofe”. Lástima que, ni aunque se diera el requisito que nombra, cumpliría su palabra.