De Allende a Ayuso - Curioso caso, el de Joaquín Leguina. Con apenas 30 años, estuvo mano a mano construyendo junto al legendario Salvador Allende el sueño socialista chileno que truncó el infame asesino Augusto Pinochet Ugarte. Con ese marchamo de progresismo indiscutible, fue el primer presidente de la Comunidad de Madrid, en los tiempos de la sobrevalorada movida, con Tierno Galván (la víbora con cataratas, según la descripción de Alfonso Guerra) en el ayuntamiento de la Villa y Corte promocionando las sustancias alucinógenas. Tras su humillante derrota de 1995 frente al cuasifalangista Alberto Ruiz Gallardón, se refugió en su vocación literaria (confieso que nunca vi la gracia a sus novelas) y se hizo tertuliero de medios de derechas. Desconozco cuál fue el agravio original, pero a partir de un momento, allá por la primera legislatura del presidente accidental Rodríguez Zapatero, el individuo pegó la ciaboga y comenzó a reír las gracias de Esperanza Aguirre, Ignacio González, Cristina Cifuentes y, como remate, Isabel Díaz Ayuso. Su apoyo a la emperatriz de Sol en las últimas elecciones le ha valido la expulsión del PSOE. 

Redondo Terreros se libra - En el episodio al que asisto bien aprovisionado de palomitas, hay un par de asuntos golfos que dan para comentario de texto. Primero, que, habiendo hecho exactamente lo mismo, Nicolás Redondo Terreros (o Terrores, según lo motejábamos quienes lo sufrimos como secretario general del PSE en los tiempos del abrazo del Kursaal con Mayor Oreja) se ha librado de la patada; todavía quedan clases. Segundo, que el individuo se haga el ofendido por la expulsión y amenace con mandar a sus abogados a Pedro Sánchez, cuando lo suyo sería terminar de salir del armario político, solicitar el ingreso en el partido de su adorada lideresa y, ya si eso, aceptar la sinecura de rigor. Tras la espantá de Toni Cantó, la Oficina del Español creo que sigue vacante. 

Belloch y Galindo - Penosos chistes aparte, me pregunto maliciosamente para mis adentros si los actuales mandarines del PSOE tomarán la misma expeditiva decisión respecto a la también vieja gloria del PSOE Juan Alberto Belloch. Aunque casi ha pasado de puntillas por la actualidad, resulta que, en una entrevista a Europa Press, el antiguo “juez para la democracia” y ex superministro de Justicia e Interior ha glosado a Enrique Rodríguez Galindo como “el mejor luchador antiterrorista”, y con un cinismo delictivo, ha añadido que eso era así a pesar de que “la tortura era lo único que hacía mal”. Digno sucesor del tampoco expulsado del PSOE José Barrionuevo. Caray con los dinosaurios