DIGNA hija de Isabel Preysler y ya no sé si tanto del difunto marqués de Griñón, cuyo título ahora ostenta: Aunque el motivo probablemente no sea muy feliz para usted, me quito el cráneo ante su capacidad para pastorear la atención del personal con sus cuitas sentimentales. Los registros de seguimiento de noticias –¡incluso en los medios que se tienen por los más serios del universo!– certifican que la infidelidad que sufrió por parte del fulano con el que iba a desposarse ha arrasado en número de lectores y espectadores al triunfo de la ultraderechista Meloni en Italia, a las fechorías de Putin, a la reyerta fiscal y hasta a la tierna imagen de Nadal y Federer llorando cogidos de la mano. Alguien, y creo que no es usted, se lo tiene que hacer mirar.