Más de un chistoso decía ayer en Twitter que lo peor de la patética eliminación de España del mundial de la vergüenza es que se acaba la serie de crónicas descacharrantes de Mariano Rajoy en El Debate. Añado aguantándome la risa que siempre nos quedará la última. Un derroche de nada de nada inimitable.

"Ha sido un placer estar con todos ustedes y un abrazo a quien quiera recibirlo"

Mariano Rajoy (El Debate)

Ha sido una pena”, lleva por título el dechado de sabiduría futbolística del antiguo inquilino de la Moncloa. Un encabezado, cómo no que tiene desarrollo en la letra menuda. Se van a quedar con la boca abierta: “Por mi parte, simplemente señalar que ha sido una pena. Había mucha ilusión en la gente y había muchas expectativas, quizás por encima de las auténticas posibilidades de nuestra selección”. Y como despedida, una rajoyada de libro: “Ha sido un placer estar con todos ustedes y un abrazo a quien quiera recibirlo”. Genio y figura.

Igual que en los comentarios anteriores, por cierto, ni una mención al seleccionador. Todo lo contrario que la inmensa mayoría de los amanuenses cavernarios que hoy atizan a Luis Enrique como lo hicieron con Irene Montero. Luis Ventoso, subdirector del chiringuito digital donde ha evacuado Rajoy sus grageas de erudición, es uno de los que tiene cruzado al asturiano: “Este tipo, parlanchín, arrogante y exhibicionista, creía que ganaba los partidos el que más pases daba. Penoso caer eliminados por Marruecos, con diez millones menos de habitantes que España y sin ninguna tradición futbolística notable”.

"Esta nueva hemorragia del fútbol español no es fruto de un mal momento, sino que tiene nombre propio, el del seleccionador nacional"

Editorial (El Mundo)

Luis Enrique era más de lo mismo”, dice El Mundo en una especie de editorial light. El encabezado es el preámbulo de una soberana golpiza dialéctica: “Finalmente, el verdadero patinazo lo perpetró ayer la selección que él, Luis Enrique, lidera –ahora ya sin duda– con más recursos de márketing que estrategia deportiva. Esta nueva hemorragia del fútbol español no es fruto de un mal momento, sino que tiene nombre propio, el del seleccionador nacional. A él hay que pedir cuentas por sostener un discurso desafiante sobre una selección renovada, de inusitadas posibilidades, cuando los demás veían más de lo mismo: un grupo justito de talento –eso no es nuevo– y, además, carente de personalidad y con bajo rendimiento”. El texto va en la línea del titular de primera: “No dan para Más. Marruecos se basta con un fútbol rudimentario para tumbar el proyecto de Luis Enrique”.

En Libertad Digital, la colleja la firma un tal Sergio Valentín, que nunca fue muy partidario del todavía seleccionador español: “Ahora que España está fuera del Mundial tras haber hecho el ridículo, es normal que se le eche en cara a Luis Enrique que no haya llevado a los mejores futbolistas. Él quería un club y no a los mejores. Él tomó decisiones arriesgadas y complicadas de justificar. ¿Cómo defiende ahora que se haya llevado a Eric García, Hugo Guillamón o Pau Torres antes que Nacho, Albiol o Sergio Ramos, si ha preferido poner a Rodri de central? Fracaso. Decepción. Un desastre. Tópicos, sí. Tópicos que se ajustan a la realidad de España en este Mundial”.

En El Español de Pedro J. Ramírez se lo han tomado especialmente a pecho. A tal punto, que su apertura es una ensalada de política y fútbol bajo el título “El fracaso de 'La Roja' y la polarización creada por Luis Enrique, termómetro de la España en crisis”. El autor se identifica como Jorge Calabrés y es un mago de los tirabuzones: “El fracaso de 'La Roja' es un reflejo de la crisis de identidad nacional en la sociedad. Precisamente, 'La Roja' no es más que un eufemismo creado durante la época gloriosa del fútbol nacional, el ciclo entre 2008 y 2012 en el que se ganaron un Mundial y dos Eurocopas, para evitar nombrar a España. La pérdida de identidad de la Selección y el poco espíritu que demostró en la tanda de penaltis que la dejó fuera del Mundial de Qatar contrastó con el ímpetu y la ilusión de los jugadores marroquíes. El combinado norteafricano luchó por el sueño de un país, tanto es así que hasta el rey Mohamed VI celebró en las calles de Rabat el triunfo de su selección sobre España”.

"Las próximas convocatorias deben estar lideradas por un seleccionador que sea capaz de catalizar los valores nacionales y de hilvanar una identidad colectiva reconocible"

Pedro J. Ramírez (El Español)

Junto a otra pieza en la que se aportan “Las 10 razones por las que la Federación no debe renovar a Luis Enrique”, Pedro J. se pone a las teclas del editorialista. La primera moralina está en el título: “Una Selección sin valores con un entrenador arrogante”. A partir de ahí, casi la misma mezcla de churras y merinas del plumilla anterior: “La falta de grandeza de esta Selección trasciende la dimensión meramente deportiva, y es el correlato de la falta de carácter de un equipo que ostenta la representación de todo un país. La única forma de que España recupere la fe perdida desde 2010 pasa por que la RFEF no renueve el contrato a Luis Enrique. Las próximas convocatorias deben estar lideradas por un seleccionador que sea capaz de catalizar los valores nacionales y de hilvanar una identidad colectiva reconocible”.

¿Y nadie le saca la cara al rey de Twitch? Sí, nada menos que Salvador Sostres, al que se le hace el tafanario pepsicola yendo a la contra. Y una vez más lo demuestra en su desparrame en ABC: “España quedó eliminada y es una lástima porque era luminoso, y hondamente español, lo que este equipo simbolizaba. No se puede disimular el fracaso pero antes de que la jauría salga a por el seleccionador, para cobrarle los resentimientos atrasados, quiero decir que yo soy uno de los que sigue pensando que lo que intenta hacer con sus equipos es exactamente lo que yo espero del fútbol, de mi hija, de la vida”. Casi nada.