Hay columneros que no dicen nada y lo dicen todo. En este caso, me refiero a los sobres explosivos de cuya existencia tuvimos noticia ayer. Como verán, se aplica la máxima del “piensa mal y acertarás”.

Sobres misteriosos”, titula, muy taimado, Miquel Giménez su pieza en Vozpópuli. Una vez sembrada la duda en el título, es cuestión de espolvorear unas cuantas preguntas como el que no quiere la cosa: “Entonces, ¿a qué obedecen esas cartas explosivas? ¿Por qué se ha tardado seis semanas en dar a conocer a la opinión pública que a Sánchez le enviaron una? Son interrogantes que deben ser explicados de manera clara porque, si no se hace público lo sucedido —sin perjudicar a la marcha de la investigación, por supuesto— la gente puede pensar que estamos asistiendo a un montaje. Y eso es algo que no queremos ni imaginar, porque estamos en alerta cuatro antiterrorista, que no se le olvida a nadie”. Vamos, que él ahí lo deja…

Lo del editorial de ABC también tiene su miga. “No utilizar las cartas bomba como espectáculo”, reza el encabezado. Se diría, pues, que hay alguien haciendo tal cosa. Lo curioso es que en el texto se reconoce que, por ahora, tal cosa no ha ocurrido. ¿Y entonces? Pues por si acaso: “De momento nadie está utilizando esta amenaza como coartada para el victimismo, y conviene extremar la prudencia y la cautela para preservar la investigación”. Ya sé cómo me dice.

"Resulta siempre sospechoso que un Madrid lleno de bombas, con textos autógrafos comunes, coincida con debates incómodos para el Gobierno"

Carlos Herrera (ABC)

Uno de los opinateros de tronío del vetusto diario, Carlos Herrera, va tres pasitos más allá en la siembra de la sospecha. Como en los casos anteriores, la primera semilla de la duda está en el título, si bien en el caso del predicador de Cope, esa semilla ya está germinada: “Los sobres oportunos”. Párrafo a párrafo, las insinuaciones van engordando, hasta que el último es pura teoría de la conspiración: “Resulta siempre sospechoso que un Madrid lleno de bombas, con textos autógrafos comunes, coincida con debates incómodos para el Gobierno, como el que se desarrolla en el Congreso para despejar el camino a los sediciosos hacia sus permanentes objetivos. Se conoce que no era suficiente el partido que enfrentaba a la Selección Española con la Japonesa. Hacía falta algo más. Toda la parafernalia al servicio del despiste oportuno es poca. Somos tontos, de acuerdo, pero no tanto”. Con ese final, poco se puede apostillar.

Así que lo de las cartas explosivas y lo de hacer coincidir un debate con día (¡no con hora, ojo!) de partido de la selección española era para tapar que la reforma del delito de sedición ha dado un paso más en el Congreso. Habrá que reconocerle al editorialista de La Razón que no llega a tanto porque no menciona ni los sobres ni el fútbol, pero sí desliza el clásico de la nocturnidad y alevosía, como van a leer: “El paso fugaz de la iniciativa por las cámaras para desbrozar el camino al separatismo y erradicar el delito de sedición es paradigmático sobre la calidad y la cualidad de la gobernanza en manos de Pedro Sánchez y sus aliados. Si la toma en consideración de la proposición de ley de PSOE y Unidas Podemos para acabar con ese tipo delictivo crucial se desarrolló de madrugada en el Congreso, fuera de los focos y de la opinión pública, el pleno exprés para debatir las enmiendas a la totalidad del PP, Vox, Ciudadanos y JxCat, que han sido rechazadas por la mayoría Frankenstein, ha sido la segunda entrega de esta alcaldada”.

"De momento estamos en octavos de final y conviene saber en dónde estamos exactamente"

Mariano Rajoy (El Debate)

Y como no hay mucho más que rascar, les sirvo el goloso postre. Como se ha mentado, ayer jugaba la selección española. Con más pena que gloria, rozando el drama y el ridículo, pasó a la siguiente fase. Nadie se lo va a contar mejor, sin embargo, que el comentarista deportivo del momento, Mariano Rajoy Brey. Ahí les va la precisa frase de su crónica en El Debate: “De momento estamos en octavos de final y conviene saber en dónde estamos exactamente”.

Ojo al dato, dirían José María García y sus parodiadores. A Rajoy, sin embargo, nadie le parodia como él mismo. Le dejo como prueba el último párrafo de su texto. Imagen su voz y su entonación mientras lo leen: “Y un último comentario. Muy importante. Ya lo he hecho en alguna otra ocasión. No se dediquen a dar pases dentro de su área, el mejor lugar para situar la pelota es en el campo del otro, porque así no te podrán hacer gol nunca. ¡Viva España!”. ¡Ra, ra, ra