Sabrá disculparle al cronista quien esto lea, el alivio en tono de humor al enterarse de que el aeropuerto de Bilbao adquiere dimensiones acordes al tráfico aéreo que promete el futuro. ¡Atención, el pasaje! Si pensaban que el aeropuerto era solo un lugar para perder la paciencia mientras buscaban su vuelo, prepárense para cambiar de opinión. La ampliación del aeropuerto de Bilbao está en marcha, y con ella, la promesa de que las experiencias de viaje serán más placenteras que nunca. Dejemos volar la imaginación aplicada sobre el uso de los aviones.
Primero, hablemos de las colas, ese fenómeno natural que recuerda al deslizar de una serpiente perezosa antes que a un grupo de personas esperando su turno. Con la ampliación, se espera un adiós a los momentos de tensión mientras se mira al reloj una y otra vez y uno calcula si llegará a tiempo para el embarque.
Que no caiga en el saco del olvido la seguridad. ¿Quién no ha disfrutado de la surrealista experiencia de desnudarse públicamente mientras un agente de seguridad te mira como si fueras un ladrón de aviones? Es de suponer que con la ampliación habrá más puntos de control y más ágiles. Y las tienda, ¡oh, la, la! Si alguna vez soñó con comprarse un reloj de lujo o con perfumarse a lo grande mientras esperaba su vuelo ¡está de suerte! La ampliación traerá más tiendas, más restaurantes y más opciones de consumo.
Y, por supuesto, no conviene olvidar la parte más emocionante: las nuevas puertas de embarque. Con suerte, estas nuevas puertas estarán tan bien señalizadas que incluso el viajero más despistado podrá encontrar su camino sin tener que preguntar a otra persona perdida por los pasillos. ¡Imagine la alegría de no tener que correr de un lado a otro como si estuvieras en una película de acción! Ya están aquí las hermosas soluciones.