La Variante Sur Ferroviaria y el AVE; parece escrito en el destino que el futuro de Bilbao, de Bizkaia, circula por raíles. El tren, el medio de transporte menos contaminante que se conoce si se exceptúa al célebre coche de San Fernando y a la bicicleta, es uno de los esenciales protagonistas del mañana. Hará, falta eso sí, que se activen los permisos y se afilen los presupuestos para, qué se yo, sacar las mercancías del Puerto de Bilbao sin cruzar la vida cotidiana de la ciudadanía o llegar a Madrid en un periquete. Son años ya los invertidos en estos dos proyectos así que cada noticia que llega al respecto (han dado vía libre a una obra de gran magnitud a nivel de números y construcción pero también de importancia estratégica y los guardagujas ya orientan el paso por donde más conviene...) se celebra con expectación, sí, pero con cierta cautela.

Desde su concepción, la Variante Sur ha sido vista como una oportunidad para descongestionar el tráfico ferroviario en el centro de Bilbao, mejorar la conexión con el puerto y facilitar el transporte de mercancías. Sin embargo, el camino hacia su realización ha estado plagado de retrasos, cambios en los plazos y, en ocasiones, una falta de comunicación clara por parte de las autoridades. Esto ha llevado a preguntarse si realmente se está priorizando el bienestar de la ciudadanía o si, por el contrario, he ahí un ejemplo de la burocracia que ralentiza el progreso.

La posibilidad de un transporte más eficiente y sostenible es un anhelo compartido, especialmente en un contexto donde la movilidad urbana es un tema candente. La congestión del tráfico, la contaminación y la necesidad de alternativas al uso del coche requieren soluciones urgentes. La Variante Sur podría ser una respuesta, pero el retraso acumulado dejaba la sensación de que una oportunidad valiosa volaba. El tren no, no vuela.