EL pavoroso incendio de Valencia, lo más parecido que hemos vivido de cerca a El Coloso en llamas, la célebre película de los años setenta con Paul Newman, Steve McQueen, Faye Dunaway, Fred Astaire y Jennifer Jones, entre otros, dejó tras de sí un reguero de desgracias humanas y un sinfín de preocupaciones. El fuego siempre ha sido y, al parecer, seguirá siéndolo, el más terrible de los elementos, dijo Harry Houdini, el célebre mago que se escapó de las aguas, que manejó el soplo de los vientos y que se despegó de la tierra con aparentes vuelos. No parece que estuviese equivocado.

¿Puede uno escaparse de las garras del fuego? Resulta complicado. Se diría que resulta más eficaz la redacción de un manual de prevenciones que de supervivencias, ahora que sale a la luz un plan de protección desarrollado por el Colegio de Administraciones de Fincas de Bizkaia, la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos y la Fundación Mapfre. Antes de las llamas de Valencia ya trabajaban en un documento que, de momento, desemboca en la elaboración de una ficha aintiincendios para los 1.447 edificios de gran altura (EGA) existentes en Bilbao. En ella se detallarán las características de cada bloque en caso de que tengan que intervenir los bomberos con motivo de un siniestro. Prevención y cálculo.

El 31 de octubre de 1926, Harry Houdini, el gran escapista, no pudo huir de la muerte. En los días previos, el ilusionista dio una conferencia en la Universidad McGill de Montreal. Uno de los estudiantes, Joselyn Gordon Whitehead le preguntó si era capaz de recibir golpes en el estómago. Houdini lo tomó como un juego. Asintió con la cabeza y, antes de tensar los músculos abdominales, recibió, sin doblarse, dos puñetazos feroces del joven, que practicaba boxeo. Días después moría. No había hecho cálculo alguno.