Bombines, chaqués, bastones, prendas de baserritarras… los vecinos y vecinas de Mungia sacaron del armario sus vestidos de época para rememorar sus orígenes con motivo de la celebración de la 19ª edición de Lore Jokoak. Un viaje al pasado para homenajear sus costumbres más tradicionales a través de esta celebración popular que es en una cita ineludible en el calendario de Mungia. Este año, además, la cita fue más especial si cabe, puesto que se celebra el 125 aniversario de la unión de la anteiglesia y la villa. Durante siglos convivieron dos Mungias: la anteiglesia de Mungia organizada por la asamblea de vecinos reunida democraticamente en el pórtico de la iglesia, regida por el derecho consuetudinario vasco, y la villa, regida por los fueros otorgados por el señor de Bizkaia. Finalmente, el día 6 de octubre de 1900, mediante una ceremonia, villa y anteiglesia se fusionaron, pasando desde entonces a ser una sola. La fuente de Beko Kale, frente a Arnaga, simboliza esta unión bajo el lema Biak bat eta biena.
De esta manera, cultura y tradición se entrelazaron para recordar los orígenes de la localidad por medio de una fiesta impulsada por el Ayuntamiento, junto con diversas asociaciones y colectivos locales, que estuvo repleta de actividades como música, euskal dantzak, bertsos, gastronomía... que permitieron revivir por un día, mediante fragmentos, la vida social y costumbres de hace más de un siglo.
En este sentido, la jornada comenzó con la habitual llamada de la txalaparta a la fiesta desde el cruce del Ayuntamiento, y con la kalejira popular desde Landetxo, pasando por Atxurizubi, Usandizaga, Lauaxeta, Errekatxu, Ibaibide y Alkartasuna hasta llegar a Foruen plaza antes de dar inicio a Herria Dantzan, donde los vecinos y vecinas se unieron al baile. Mientras tanto, en ese mismo espacio, se llevaron a cabo diferentes representaciones tradicionales: puesto de rosquillas, degustación de sopa de ajo, taller de talo, y remedios caseros.
Remedios caseros
Precisamente, en la plaza se dieron cita diversos puestos de remedios caseros para todo tipo de dolencias desde hierbas, conjuros para eliminar el mal de ojo o las verrugas hasta cartas del tarot. Así, con la ayuda de una sartén, estaño, agua bendita y una rama de laurel u otra hierba varias mujeres se encargaron de realizar unos rezos para espantarlos los malos espíritus. También pusieron a disposición del público su sabiduría sobre el mundo de las plantas explicando las propiedades beneficiosas que tienen.
Del mismo modo, en la plaza Juan XXIII, los más txikis disfrutaron de diferentes juegos y de talleres de gigantes, mientras que el coro J.M. Arregi recorrió las calles mungiarras con sus cantos.
La cita gastronómica del día se desarrolló en Euskal Pizkunde Etorbidea donde se ofreció una alubiada solidaria. En este sentido, cabe destacar que todo lo recaudado con la venta de tiques irá destinado a la asociación Desafía Dravet, una asociación sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de las niñas y niños afectados por el Síndrome de Dravet y enfermedades asociadas, así como promover proyectos de investigación para lograr una cura. Además, en el cruce del Ayuntamiento se instaló Atxuriko Eskota y la exposición fotográfica Mungiako Eskotak, mientras que en Andra Mari se expusieron imágenes románicas de Andra Mari.
Por último, a pesar de la lluvia intermitente que se registró a lo largo de la mañana, el ambiente volvió a ser inmejorable un año más en una fiesta que, desde 2005, une a los vecinos y vecinas con la identidad del pueblo, rescata sus raíces y las comparte con las nuevas generaciones. Sin duda, se trata de una celebración que es un reflejo vivo de la historia y de la identidad de Mungia.