APARECEN en escena tres barrios, Bilbao La Vieja, San Francisco y Zabala, que hace no tanto despertaban los fantasmas del recelo y que a día de hoy se nombran con orgullo, como si fuesen un hábitat de un Bilbao diferente y plural. No se trata, al menos no tan solo, del amor propio que se siente por algo tan cercano, por una tierra que se reconoce como una de las nuestras. Va más allá de las fronteras de Bilbao como acabamos de comprobar en la decisión del jurado de los premios Eurocities 2023, en la categoría de Pasar de la movilidad humana global a la cohesión de la comunidad local, por el proyecto Diversitours-Real And Virtual Tours, impulsado por el Ayuntamiento y liderado por las entidades sociales KOOP SF34 y la Asociación de Innovación Cultural Moviltik.

Aparece ante nosotros una nueva Bilbao La Vieja, al menos para quienes observaban esos barrios como el desván de las casas antiguas, llenos de polvo y de recuerdos del ayer, e incómodos de ver. Hoy se recorren como una oferta más de la ciudad, sobre todo entre las generaciones más jóvenes, muchas veces educadas bajo criterios de más anchas miras. Diversitours, puesto en marcha en 2021, dispone además de un fuerte componente de participación ciudadana porque el diseño de contenidos y ejecución de las rutas se realiza con las vecinas y los vecinos de los diferentes barrios, ofreciendo a las y los visitantes la oportunidad de conocer el origen, lugares y experiencias llenas de vida que no aparecen en los circuitos turísticos clásicos de la ciudad.

Habrá quienes hablen del otro Bilbao que no les despierta curiosidad y sí miedos insanos que han de sacudirse y habrá quienes defiendan a esa ciudad que hierve en febriles actividades. Cada cual tendrá sus razones pero Europa le ha lanzado un mensaje a la villa: cuanta más vida quepa, mejor. l