A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto”, dijo Aristóteles. El aprendizaje se basa en repetición. Y el buen aprendizaje se basa en la repetición correcta y en el análisis de cada acción para poder repetirla mejor. ¿Cómo aprendimos a caminar? Pues caminando, no hay otra manera. Es una realidad de tomo y lomo, inexcusable. Euskal Trenbide Sarea (ETS) ha vuelto a sacar a licitación las obras del tramo Galdakao-Hospital de la futura línea 5 del metro, cuyo concurso tuvo que ser suspendido por el encarecimiento de los materiales y errores en el cálculo del presupuesto. Han tenido que repetir la licitación porque el precio de las obras se han elevado en 3,7 millones de euros, hasta alcanzar los 62, una cantidad que trastoca todos los planes.

Habrá que apretar el acelerador, habida cuenta que no se pretende modificar otro cálculo: el de los plazos de fin de obra. El objetivo es que la línea 5 de metro llegue desde el casco urbano de Galdakao hasta el hospital de ese mismo municipio. Es pura necesidad, si se juzgan las mil y una dificultades que se encuentran cada una de las personas que acuden el hospital si desean aparcar. Es más fácil encontrar un diamante en una mina en Sudáfrica que una parcela en la que poder dejar el coche para que a uno le hagan una resonancia magnética o le enyesen, qué sé yo, una muñeca.

Como fiel usuario de este hospital, por desgracia –las fatigas de la salud siempre son noticias en blanco y negro, propias de las páginas de sucesos...–, sé bien de lo que les hablo. Y veo una y otra vez que muchas de las personas que allí acuden sólo aspiran a encontrar su paraíso en la tierra o, lo que es lo mismo, un hueco libre.

Y son dignas de compasión porque es posible que se hayan cruzado con él en varias ocasiones y no se hayan dado cuenta. Es tal la desesperación que no siempre uno ve lo que tiene a la altura de los ojos.