Apie de calle se escucha una y otra vez: entran por una puerta y salen por la otra. Es una sensación basada, como en algunas de esas películas sobrecogedoras, en hechos reales. Ahora, cuando en el último pleno municipal los apuñalamientos y diversas intimidaciones a punta de navaja (sin olvidar otros variados tipos de robos con violencia...), han ocupado la primera página la queja se ha extendido hasta las plantas nobles del gobierno de la ciudad. Se ha hablado de la necesidad de agilizar los juicios y los decretos de prisión preventiva. “Los juicios rápidos son una demanda que tenemos”, reconoce el alcalde, Juan Mari Aburto. Se llevan a cabo en el juzgado de Instrucción número 7 y esperan que se pueda ampliar. Para ello, al parecer, es necesario que la Fiscalía acuse y se pida una prisión preventiva.

Así que era verdad: algunos delincuentes entran por una puerta y salen por otra. Es necesario y urgente que se frene esa sangría en los juzgados para detener la sangre en la calle. De nuevo sea dicho con la voz de la ciudadanía: el que la hace, la paga. A esta realidad quieren, deben, sumar otras: la ampliación de la plantilla de la Policía Municipal hasta los 900 agentes y el decomiso de las armas blancas que se detecten, a ser posibles antes de desenfundar. La educación de la ciudadanía, el saber los porqués del uso de navajas y los cómo evitarlos son cuestiones paralelas que harán de Bilbao una ciudad aún mejor de lo que es, sin duda. Pero hay gente irreductible, incapaz de dejarse convencer por las buenas. Y mientras esa gente siga ahí fuera, esperándonos, mejor sería no insistir en que estamos entre las ciudades más seguras del mundo. Al menos hasta que no sea necesario decirnos, como lo hacía el sargento Esterhaus de Canción triste de Hill Street, aquello de “tengan cuidado ahí fuera”.